Nos cuenta el Genesis que cuando Dios completo la obra de su creación descansó y decidió hacer al ser humano “a su imagen y semejanza”. A Su imagen y semejanza porque el ser humano es capaz de pensar, de imaginar, de recordar, y con esos procesos ser capaz de alcanzar la verdad. Y Dios se definió a sí mismo como el Camino la Verdad y la Vida. A Su imagen y semejanza porque el ser humano es capaz de relacionarse de forma íntima y con un sentido de vida y de amor. Asi el ser humano es capaz de experimentar emociones y sentimientos, y por medio de esas emociones y de esos sentimientos puede alcanzar a Dios, que se define a sí mismo como Amor. A Su imagen y semejanza porque el ser humano es libre para decidir su destino, libre para hacer elecciones que le lleven a alejarse del mal y a acercarse a Dios que es el Camino, la Verdad y la Vida. Y todas esos procesos, capacidades y habilidades integradas constituyen el Segundo nivel del ser humano, el nivel psicológico. Y de la misma forma que la parte fisica se integra en una respuesta unica, humana, de esa misma forma los distintos elementos que constituyen la parte psicológica se organizan en un todo únido llamado Personalidad.

Carl Gustav Jung (26 July 1875 – 6 June 1961) fue un psiquiatra suizo, un pensador muy influyente, y el fundador de la psicologia analítica. Jung es considerado el primer psicólogo moderno que definió el psiquismo humano “por naturaleza religioso” y explora el desarrollo de ese psiquismo humano a través del ciclo de vida definiendo el lugar central que tiene la religión en el proceso de maduración humana. La primera parte del ciclo de vida la persona tiene que aprender a vivir y a funcionar en la sociedad que nos rodea. La segunda parte la emplea en prepararse para el encuentro con Dios, en madurar para encontrar el verdadero sentido de la vida, y ese proceso de maduración que nunca termina es el que nos prepara para aceptar y vivir a plenitud el momento de la muerte de nuestro nivel físico. Estudiar estos conceptos es como comprender el verdadero sentido de San Pablo cuando nos define como vasijas de barro que llevan dentro una espiritualidad creada a base de Amor y que es fuente de Vida, y de Vida Eterna.

Jung consideraba el proceso de individualización como una parte muy necesaria para que cada persona pudiese sentirse de forma plena, como un todo, dueño de su vida interior, y pueda integrar su vida consciente e inconsciente. Es ese momento en el que la persona no solo se encuentra a si misma, sino que se encuentra con su Dios creador, redentor, y fuente de vida y de amor. Ese inicio de una vida psicologica y espiritual integrada le lleva a buscar en el Plan de Dios para sí mismo y para la humanidad. Es el momento de re-centrar la vida usando un nuevo conjunto de valores –los valores espirituales, evangélicos. Es el momento de encontrar el verdadero sentido de la vida, el por qué y para qué nacemos y vivimos.

Ahora bien, no todos estan preparados para vivir ese momento de integración y madurez que permite al ser humano centrarse en Dios gracias al desarrollo de su vida psicológica. Muchas veces no estamos preparados porque nos hemos enredado en frustraciones y problemas y solo miramos hacia abajo y de tanto mirar hacia abajo hemos perdido un poco la capacidad de mirar a lo alto para encontrarle a El.

Como vemos el periodo de envejecer es el periodo de mayor estabilidad emocional para la persona. Porque en esos momentos ya hemos aprendido a aceptar y a aceptar con realismo los cambios que acompañan nuestro proceso de envejecer con las consiguientes limitaciones físicas que lo acompañan y nuestro proceso natural de morir.

De la misma forma que nuestro primer nivel, el físico, sirve de soporte al Segundo nivel, el psicológico, de esa misma forma, repito, nuestro Segundo nivel, el psicológico, va a ser la plataforma en la que se van a llevar a cabo los cambios y las transformaciones de nuestra vida espiritual. Ese es nuestro tercer nivel de funcionamiento humano y de él hablaremos en un proximo programa.

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A todos interesa saber cómo crecemos y cuando dejamos de crecer para empezar a envejecer. Para contestar este interés que todos tenemos debemos recordar que “todos los seres humanos tenemos tres niveles de funcionamiento integrados en un todo, de forma tal que nosotros solo vemos una conducta o una respuesta humana que es el resultado de estos tres niveles integrados, es decir es una respuesta fisica/psicologica/espiritual. Hoy vamos a hablar el primer nivel, el físico. En nuestros proximos programas nos vamos a referir al Segundo nivel, el nivel psicológico que no distingue de los animales al hacernos capaces de pensar, sentir, decidir, y despues hablaremos del tercer nivel, que es el espiritual.

El primer nivel es el nivel físico que es estudiado por una ciencia llamada anatomía.

La anatomía humana es la ciencia dedicada al estudio de las estructuras del cuerpo humano. Como seres vivos formamos parte de la escala animal, somos el animal más desarrollado: somos vertebrados, mamíferos, oviparos.

Lo que sabemos del cuerpo humano es el resultado de estudios llevados a cabo desde tiempo anteriores a Cristo. La anatomía era enseñada por Hipócrates en el siglo IV antes de Cristo. Se atribuye a Aristóteles el uso por primera vez de la palabra griega anatomía’. Leonardo da Vinci en la epoca del renacimiento siglo XV, realizó estudios anatómicos artísticos, reflejados en variados bocetos y dibujos, como el modelo del cuerpo humano llamado el Hombre de Vitruvio. No es hasta el siglo XVII, que William Harvey, médico inglés, descubrió la circulación sanguínea.

Bajo una visión sistemática, el cuerpo humano —como los cuerpos de los animales—, está compuesto de diferentes sistemas y aparatos que agrupan los diferentes órganos, que hacen posible el funcionamiento y el mantenimiento de la vida animal, humana.

Llamamos Sistema: a un grupo de órganos asociados que concurren en una función general y están formados predominantemente por los mismos tipos de tejidos. Por ejemplo: el Sistema endocrino: que abarca el grupo de glandulas que segregan hormonas que hacen posible que el cuerpo funcione adecuadamente. O el Sistema inmunitario: que hace posible la defensa del cuerpo contra agentes causantes de enfermedades. O el Sistema nervioso: que hace posible que se recoja, transfiera y procese toda la información que se recibe a través de los sentidos y que ésta vaya y regrese al cerebro y del cerebro por medio de los nervios.

Llamamos Aparato: a un grupo de sistemas que desempeñan una función común y más amplia. Por ejemplo el aparato locomotor, integrado por los sistemas muscular, esquelético, articular y nervioso y que hacen posible que la persona se pare y se mueva. O el Aparato digestivo: encargado de procesar la comida, y que abarca la boca, el esófago, el estómago, los intestinos y las glándulas anexas.

El cuerpo humano, la parte física de nuestra persona, crece de una forma organizada y complicada y muchos de nosotros aún no entendemos bien como los distintos sistemas y aparatos son capaces de trabajar juntos, organizadamente, y efectivamente, sin necesitar nuestra intervención.

Todos estos sistemas y aparatos comienzan a madurar y a funcionar hasta alcanzar su plenitud física antes de comenzar un proceso de regression que se conoce con el nombre de envejecimiento. Los cambios asociados con el envejecimiento son NORMALES y no son señales de que se este enfermando la persona. Ahora bien, el proceso de envejecimiento es diferente para cada pesona y nada puede evitarlo. Conociendolos y tomando medidas que faciliten las incapacidades que vayan surgiendo hace posible que envejezcamos viviendo independientemente y hasta edades avanzadas.

A medida que envejecemos nuestra necesidad de calorias declina debido a que la fuerza de nuestros musculos se hace menor y llevamos a cabo menos actividades fisicas. Nuestra necesidad de vitaminas y minerales pueden incrementar nuestra fortaleza muscular pero puede suceder que nuestro cuerpo comience a dejar de absorber de forma eficiente las vitaminas y minerales.

Estando lo más activo posible beneficia a ambos al cuerpo y a la mente y facilita que la comida que comemos sea asimilada major y no se aumente de peso. Al propio tiempo el mantenernos activos ayuda a mantener fuerte nuestro sistema inmunológico, reduce el riesgo de enfermedades y en caso de que las enfermedades lleguen el mantenernos activos facilita el recobrarnos fácilmente. Una tableta diaria de multivitaminas y suplementos minerales ayuda mucho tambien.

Pero, no nos engañemos, nuestra parte física, como la parte física de todos los animales envejece y muere. Pero los otros dos niveles de nuestra persona humana van a seguir un proceso distinto. De ello hablaremos en nuestros proximos programas. .

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Recientemente tuve la oportunidad de preparar un programa de cuidado pastoral a los envejecientes. Fue una experiencia única para mi pero sobre todo para mi comunidad de fé. Porque todos o estamos o vamos a alcanzar la edad madura, todos o somos o vamos experimentar el proceso de envejecer, y todos vamos a morir.

Hablar de madurez, de envejecimiento y de muerte conlleva hacer un poco de reflexión sobre cómo respondemos a las preguntas qué es la vida y qué es vivir.

Cuando leemos libros de autobiografía la mayor parte de los autores bien en el título o en el contenido estan comparando la vida con un viaje que se inicia el día en que nacemos y que termina el día en que entregamos nuestra alma a Dios. Si acepto esta comparación diría que “viajamos a través del espacio y del tiempo llevando con nosotros no sólo nuestro diseño genético sino tambien la huella de todas aquellas personas que han tocado nuestras vidas en distintos momentos de nuestra historia personal, asi como tambien todas las influencias culturales aprendidas que han dado forma nuestra historia y que en conjunto conforman el equipaje con el que viajamos en la vida. Equipaje que nos ayuda a definar quienes somos, es decir, nuestra identidad.

Todos los que nos llamamos cristianos aprendemos a definir nuestras vidas como un peregrinar. Como cristianos sabemos que pertenecemos y peregrinamos con al pueblo de Dios, que ninguno de nosotros nació de gratis sino que cada uno de nosotros tiene un propósito en la vida, una tarea que llevar a cabo, todos nosotros estamos llamados a cumplir el plan de Dios para nosotros. Y, finalmente, mientras vivimos estamos llamados a alcanzar y a vivir a plenitud nuestra vida psicológica asi como tambien nuestra vida espiritual mientras nos preparamos al momento final de nuestro encuentro con nuestro Creador.

El peregrino necesita dejar detras todo aquello que no le ayude a seguir el camino que le lleva al final. El peregrino solo toma consigo sus experiencias y sus recuerdos. Que no es otra cosa que lo que era y lo que es.

En el año 1969 el cantautor Joan Manuel Serrat musicalizó un disco homenaje al poeta andaluz Antonio Machado. Uno de esos cantares nos habla “del hoy que será mañana, del ayer que es todavía” . Otro nos repite varias veces “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”… “y al volver la vista atrás, caminante no hay camino, solo tus huellas al andar”. Otro cantar no tan conocido nos dice: “¿Para qué llamar caminos a los surcos del azar?”. “Todo el que camina anda como Jesús sobre el mar”.

Y son estos versos y esta melodía las que nos van a ayudar a entender que vivir es pasar de una etapa a otra. pero que ese paso, esa transición, va acompañada de retos, de cambios, y también de crisis. Porque, repetimos de nuevo, no se puede crecer –ni física, ni psicológica, ni espiritualmente- si no pasamos por periodos de crisis, de retos, de nuevas demandas personales, espirituales, sociales.

Claro que lo más importante que comprendamos es que todo este proceso de vivir no lo hacemos solos. Cristo está con nosotros. Recordemos lo que nos dijo: »Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye porque es asalariado y no le importan las ovejas”. “Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; a esas también debo atraer y oirán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo pastor”.

Que Consuelo saber y actualizar a cada momento que no estamos solos, estamos con el Padre y Pastor “que conoce a sus ovejas y a quienes El tambien conoce y reconoce como tal .”

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Aunque todo el mundo dice saber qué es agresion y que es violencia, no todo el mundo esta de acuerdo al momento de juzgar si un acto, una expresión, o una conducta es agresiva o es violenta o no es ninguna de las dos.

La definición más simple que he podido encontrar de agresividad es la que nos da la presentan los estudiosos de la conducta y que dice que una conducta es agresiva cuando daña o puede dañar a otros. Pero esta definición déjà fuera un elemento de vital importancia en la conducta humana que es la intención con que se ejecuta el acto agresivo. De ahí que otros estudiosos de la conducta humana plantean que un acto es agresivo cuando deliberadamente o intencionalmente se trata de dañar a la otra persona. Legalmente, aceptamos que un intento de herir a otra persona es intrinsecamente digno de ser castigado .

Hasta aqui todo parece claro y aceptable. Solo que cuando estamos estudiando este tema nos encontramos con otra distinción más: agresividad antisocial y agresividad pro-social. La esencia de la distinción está en saber cúando la actividad agresiva viola las normas sociales communmente aceptadas y cuando la actividad agresiva es hecha para servir de soporte y apoyo a la justicia social y a la paz. Como lo define Sears: la agresividad pro-social es usada de forma aprobada y con propósitos aceptados o aceptables por las normas morales del grupo”.

Independientemente de estos planteamientos que nos llevarían a justificar o a entender la guerra entre los partidos politicos, entre los hermanos dentro de una misma nacíon o entre naciones está las preguntas claves: ¿por qué el hombre puede ser agresivo?, ¿qué factores ayudan a que crezca la agresión dentro de un grupo social?, ¿qué podríamos hacer para que la agresividad decrezca?, ¿se podrá llegar a erradicar la agresividad y la violencia en la sociedad?

La palabra agresividad procede del latín, en el cual es sinónimo de acometivididad. Implica provocación y ataque. Como adjetivo, y en sentido vulgar, hace referencia a quien es propenso a faltar al respeto, a ofender o a provocar a los demás. Se presenta como una mezcla secuenciada de movimientos con diferentes patrones, orientados a conseguir distintos propósitos. La forma extrema de la agresividad se llama violencia y se define como el tipo de agresividad que está fuera o más allá de “lo natural” en el sentido adaptativo, carácterizada por su ímpetu e intensidad.

Ahora bien, la conducta agresiva es una manifestación básica en la actividad de los seres vivos. Su presencia en la totalidad del reino animal y los resultados de las investigaciones sobre la misma le dan el carácter de fenómeno “multidimensional” (Huntington y Turner, 1987; Mos y Oliver, 1988). Basados en esta afirmación puede decirse que La agresividad es, como la ansiedad, un comportamiento o conducta que, a cierto nivel, se considera normal, funcional y necesaria para la supervivencia y la vida cotidiana pero que, a ciertos otros niveles, se considera anormal, disfuncional y generadora de muchos otros problemas de salud. La agresividad puede llegar a ser devastadora contra los que nos rodean o contra nosotros mismos.

Veamos por qué puede afirmarse que la agresividad forma parte de nuestra herencia como seres humanos. Al estudiar el temperamento o la base genetica de nuestra personalidad se nos plantea la existencia de cuatro emociones básicas: alegría, tristeza, miedo y rabia, esta última sería la más próxima a la ira. Cuando se manifiestan en sentido pleno, la rabia es una emoción incompatible sincrónicamente con la tristeza, del mismo modo que lo son entre sí el miedo y la alegría. Tanto la rabia como la alegría tienen un carácter expansivo. Por su parte, la tristeza y el miedo se manifiestan corporal y cognitivamente con carácter retractivo. Luego, la raíz de la conducta agresiva está la ira. Se la define como “una sensación de disgusto debida a un agravio, malos tratos u oposición. Y que normalmente se evidencia en un deseo de combatir la posible causa de ese sentimiento”.

La agresividad tiene su origen en multitud de factores, tanto internos como externos, tanto individuales como familiares y sociales (económicos y politicos, por ejemplo). La adicción al alcohol y las drogas asi como los cambios emocionales del individuo, tanto a un nivel considerado no patológico por los especialistas en salud mental como a un nivel considerado patológico (neurosis, depresión, trastorno maníaco-depresivo o trastorno bipolar) pueden generar también comportamientos agresivos. Otro elemento a considerar son las frustraciones generan agresividad porque no es posible conseguir aquello que se desea. La agresividad se puede dirigir hacia lo que genera la frustración, ya sea mediante agresión física o verbal o indirecta, desplazando la agresión hacia una tercera persona o hacia un objeto. La agresividad puede ser autodestructiva, no resuelve problemas, no es realista y es consecuencia de problemas emocionales no resueltos y también de problemas sociales diversos. Cuando no somos capaces de resolver un problema, nos desesperamos y, para salir de la desesperación, generamos una rabia terrible, que, si no es canalizada, puede ser destructiva.

Basados en lo anterior podemos entonces preguntarnos si está el ser humano destinado a vivir siempre en lucha, peleando, agrediendo, violento. Creo que la major forma de contestarlo es analizando lo opuesto a agresividad y violencia, es decir, analizando qué es lo que entendemos por paz.

La palabra paz deriva del latín pax. Es generalmente definida, en sentido positivo, como un estado de tranquilidad o quietud, y en sentido opuesto como ausencia de inquietud, violencia o guerra. Puede hablarse de una paz social como entendimiento y buenas relaciones entre los grupos, clases o estamentos sociales dentro de un país. En el plano individual, la paz designa un estado interior, exento de cólera, odio y más generalmente de sentimientos negativos. Es, por lo tanto, deseada para uno mismo e igualmente para los demás, hasta el punto de convertirse en un saludo (la paz esté contigo) o una meta de la vida.

El Antiguo Testamento cuando usa la expresión “paz” (shalom) especialmente en los saludos se refiere a un bienestar material y de espíritu: “La paz esté contigo” o “con vosotros” (cf. Gn 29, 6) . Tal paz solo puede venir de Dios mismo que quiere darla en compensación por la fidelidad de su pueblo a la Alianza aun cuando la paz en su sentido más pleno se espera para los tiempos del Mesías que es llamado Príncipe de la paz (cf. Is 9, 6) que además viene a pregonarla incluso a quienes no pertenezcan al pueblo escogido (cf. Zc 9, 6, Sal 72, 7).

En el Nuevo Testamento la expresión ειρενη mantiene el sentido dado en el Antiguo Testamento, “… soportándoos unos a otros por amor, poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu por el vínculo de la paz” Ef 4 2-3
Sin embargo, es por la unión con Cristo y la reconciliación que Él ha obtenido que se puede hablar de verdadera paz entre todos sean estos judíos o gentiles (cf. Rm 5, 1-5, Ef 2, 14-22). Es generalmente definida, en sentido positivo, como un estado de tranquilidad o quietud, y en sentido opuesto como ausencia de inquietud, violencia o guerra.

A lo largo de la historia se ha concluido que la paz puede y debe aprenderse, y para hacer esto posible se ha de supeditar en el proceso educativo la comunicación de conocimientos, con la invención- apoyo- abstención de ciertos hábitos/ rutinas y con una serie de pautas y valores.
La paz es el proceso de búsqueda de justicia en los diferentes niveles de relación humana. Este es un concepto dinámico el cual nos lleva a hacer brotar, arrostrar y solventar los conflictos de manera no-violenta, con el fin de alcanzar una concordia de la persona consigo misma, con la naturaleza y con los demás. Hay un dicho que dice:” no existe un camino hacia la paz, la paz es camino”. Por ello, la reiteración en la educación para la paz radica tanto en su método como en su contenido. La paz no es una meta, sino un proceso, por el que hay que aprender a entrar en los conflictos y resolverlos de forma positiva sin usar la coacción.

La educación para la paz tiene varios enfoques:
• Como mediación y solución de conflictos.
• Como paz personal.
• Como orden mundial.
• Como la abolición de las relaciones de poder.

Llevar a cabo una educación para la paz conlleva mirar a nuestro alrededor y descubrir todo lo que reta el concepto de paz.: vivimos en una sociedad donde predomina la violencia, marcada por las guerras, el hambre y las grandes diferencias que existen entre unas zonas y otro del mundo existiendo así zonas dominadas por el dinero en gran parte derrochado y otras en las que prácticamente no tienen ni para comer y esa es su mayor preocupación al contrario de la mayoría de las sociedades que conocemos simplemente porque las encontramos más cercanas a nosotros mismos y en estas la mayor preocupación es querer tener lo último en nuevas tecnologías o lo último en moda simplemente porque así creemos que vamos a estar adentrados y aceptados por esta sociedad.

La paz nos enseño el Papa Juan Pablo II se origina en el hogar. Nosotros, tu y yo podemos trabajar por una sociedad justa y pacífica. Ante todo, siendo ejemplo para nuestros hijos y depues fomentando un clima en el hogar donde todos y cada uno de nosotros

• Se comuniquen claramente, no de un modo agresivo.
• Seamos capaces de analizar los diferentes conflictos y dar diversas soluciones.
• Nos respetemos mutuamente, aceptandonos tal cual somos somos y trabajando dia a dia por ser mejores.
• Respetemos nuestro entorno natural.
• Estemos dispuestos a trabajar por un mundo más justo y pacífico.

Y que la paz de Dios este con todos nosotros.

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Hace unos dias escuché a un predicador hablarle asi a un grupo de Hispanos: “ustedes vinieron acá –les decía- a buscar la libertad , ¿que libertad? La libertad de escoger drogas y otros vicios…”.

Lamenté mucho que se perdiese la oportunidad de explicar en qué consiste y cómo podemos y tenemos que aprender a usar nuestra libertad. Asi que voy a utilizar estos minutos para hablar sobre ello.

Todos los paises del mundo miembros de la sociedad civil colocan la libertad de sus miembros como la piedra angular de todo su crecimiento democrático. Históricamente, en especial desde las Revoluciones burguesas del siglo XVIII y XIX, la libertad suele estar muy unida a los conceptos de justicia e igualdad.

En otras palabras, lo que permite al hombre decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también –y esta es la parte mas importante de la definición de la libertad- el poder elegir y decidir le hace responsable de sus actos. En caso de que no se cumpla esto último se estaría hablando de libertinaje. Pues la libertad implica una clara opción por el bien –individual y colectiva, privada y social.

La formación para vivir en libertad, es decir, la formación para ser responsible individual socialmente, se forma en el seno del hogar y se refuerza esa formación en la escuela, por medio de las instituciones sociales que prescriben el bien comun. Asi, en el hogar, en la escuela, en la comunidad en general se van formando y conformando los valores y la dinámica de compromiso social.

Concluyendo, si, venimos a los Estados Unidos, para
– actuar de conformidad con los dictados de la razón.
– actuar de conformidad con el propio ser verdadero o valores.
– actuar de conformidad con los valores universales (como la verdad y el bien).
Venimos para buscar lo major… y elegirlo responsablemente.

Y hallamos venido aca o nos hallamos quedado alla, siempre tenemos derecho para vivir y ejercer nuestra capacidad de elegir responsablemente lo que debemos hacer.

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La Organización Mundial de la Salud (OMS), estima que una de cada cinco personas en el mundo es adolescente, 85% de ellos viven en países pobres o de ingresos medios. La OMS define la adolescencia como la etapa que va entre los 11 y 19 años, considerándose dos fases, la adolescencia temprana 12 a 14 años y la adolescencia tardía 15 a 19 años.

Ahora bien, el estudio del período conocido como adolescencia es relativamente reciente en Psicología. De hecho antes del siglo XX un joven de 14, 15, o incluso 18 años era considerado como adulto y como a tal se le daban deberes a cubrir y derechos a disfrutar. Es decir, tan pronto los niños comenzaban su pubertad y comenzaba la aparición de los caracteres sexuales secundarios y culminaban su desarrollo los caracteres sexuales primarios ya se consideraba que estaban listos para salir a trabajar.

A finales del siglo XIX e inicios del siglo XX comenzó la progresiva demora en el inicio de adolescentes y jóvenes como resultado de la revolución industrial. La complejidad de las tareas laborales exigía un mayor desarrollo tecnológico en los obreros y por consiguiente alargaba el periodo escolar de los jóvenes y su iniciación en el campo laboral. Como producto secundario a esta nueva realidad, se fueron estableciendo leyes que facilitaran que los adolescentes y jovenes estuviesen cubiertos por la economía laboral con vistas a que pudiesen prepararse major educacionalmente. No es hasta el siglo XX que comienzan a existir severas leyes que restringen y prohoben la labor de niños y de adolescentes.

Es a partir de esos momentos que se hace la definición jurídica, laboral, social y educacional del periodo conocido como la adolescencia. La adolescencia es parte del continuo crecimiento de la existencia de los seres humanos, durane ella es que se realiza la transición entre el niño de edad escolar y el adulto. Es una transición de cuerpo y de mente, en conjunción con el medio ambiente socio cultural del adelescente.

Como vemos, la adolescencia es un fenómeno biológico, psicológico pero tambien es un fenómeno cultural y social, por lo tanto sus límites no se asocian solamente a características físicas. De ahí que la adolescencia pueda variar mucho en edad y en duración en cada individuo pues está relacionada no solamente con la maduración física y fisiológica sino tambien con la maduración psiquica del individuo y que depende de factores psico-sociales más amplios y complejos, originados principalmente en el seno familiar.

Los cambios físicos y fisiológicos son de gran importancia: el niño cambia de aspecto exterior, su cuerpo crece rápidamente en tamaño, fuerza y coordinación al tiempo que su sistema reproductor madura y su sexualidad añade una nueva y significante dimension a sus relaciones sociales. En adición todo este crecimiento físico y fisiológico lleva de la mano un avance intellectual que le permite entrar en el mundo de los conceptos abstractos en incrementar sus habilidades cognitivas. Asi su percepción de la vida comienza a ser cualitativamente diferente –es más rica y más compleja- solo que los adolescentes no tienen la suficiente experiencia para entrar en ese mundo y desenvolverse adecuadamente en él.

Socialmente, el adolescente tiene una posición intermedia: le exigimos deberes y respuestas de adultos mientras la continuamos manteniendo sus deberes de niño. Sin embargo, se nos olvida que es en esta fase de la vida que el niño pasa de una relativa dependencia a una social, económica y psicológica auto-suficiencia. Desde el punto de vista psicológico se definen estas tres areas de maduración y de cambio:

1.- independencia cognitva y emocional de sus padres y mentores. El adolescente comienza a pensar por sí mismo, a contrastar sus puntos de vista y percepciones con los de sus mayores, a –entre comillas- criticar lo que ve a su alrededor.

2.- Relaciones sociales más maduras con sus compañeros, con los hermanos y otros niños menores, con los adultos en general. Si se siente respetado en sus opiniones es capaz de respetar la de los otros aunque sean totalmente distintas a las de él.… es decir, si es respetado, respeta y no confronta.

3.- Define los valores que fue recibiendo a lo largo de toda su vida y los organiza y jerarquiza de forma tal que empieza a escribir su propia filosofía de la vida, esa que más tarde va a ser fundamental para su elección de profesion o de oficio, para definir su vocación en la vida.

Es importante destacar que cuando escuchamos a los adolescentes, ellos nos dicen que en su fuero interno no solo reconocen la necesidad de tener limites sino que tambien buscan dirección y orientación, pero tambien plantean que si existen conflictos es porque sus padres tienen poca confianza en ellos.

Muchos padres reconocen la importancia de esto y tratan de guiar esta transición de forma tal que su paso de un lado al otro de las orillas del río sea suave y sin tropiezos. Pero, desgraciadamente, no siempre sucede así, y las relaciones bilaterales –padres/hijos- se vuelven conflictivas durante este proceso y a veces duran asi por años a pesar de haber pasado ya la experiencia del cambio.

Lógicamente, toda la culpa de las situaciones negativas en que caen los adolescentes no la tienen los padres ni la familia, pero indudablemente, la familia juega un rol decisivo en estos procesos.

Los padres generalmente sienten ambivalencia ante el crecimiento y madurez de sus hijos: de una parte temen que esto acarree la salida de la casa de éstos y por eso dificultan y se esfuerzan tanto cuanto es posible para que sus hijos adolescentes no tengan vida social externa o los intereses típicos de su edad y cambios. Un ejemplo típico es el de la falta de información o en su defecto de provision de información tergiversada que dan a sus hijos sobre la realidad objetiva. Dicen lo que creen más conveniente, movidos por las propias experiencias negativas vividas en “sus épocas”o por sus “temores” actuales. Tambien puede darse el caso de colocar al adolescente en un total abandono en ese período teniendo éste que “bandeárselas” solo con su propia inestabilidad y los requirimientos sociales esperados en ésta época.

Afortunadamente un por ciento muy alto de los adoleslcentes logra superar felizmente este período mateniendo estables relaciones con sus padres y hermanos. Este por ciento está integrado por aquellos que aprendieron desde pequeños a participar en las decisiones familiares, expresar sus puntos de vista siendo respetados, pedir orientación y ayuda, consultar acerca de sus sentimientos, de sus relaciones sociales con amigos, de sus conflictos escolares, o de sus responsabilidades en el hogar, en la escuela, e incluso en la sociedad.

El equilibrio entre el respeto a los padres y el sincero diálogo se fomenta no en la adolescencia sino desde que el niño comienza a crecer. La actitud conformista o entre comillas obediente de muchos adolescentes suele nacer de las actitudes punitivas de los padres y no es necesariamente ser el reflejo de un sistema de auto-regulación o disciplina que el adolescente ha internalizado. La atmosfera de comunicación familiar ideal es aquella en la que la independencia de pensamiento es respetada por todos y cada uno de los miembros de la familia. Una atmósfera de comunicación que conlleva la responsabilidad individual ante las elecciones que se hagan y sobre todo ante las consecuencias que éstas tengan para el presente y para el futuro.

Tambien es importante que consideremos que cada generación es distinta. Nosotros, los de la la adolescencia en la década de los 50s teníamos un estilo de vestirnos, formas de pasar el tiempo juntos, e incluso una fraseologia para comunicarnos los unos con los otros diferente a los de la decada de los 70s, de los 90s, o a los de hoy en día. A esa disparidad de enfoques entre las generaciones es a lo que los teóricos culpan de lo que ellos llaman “conflictos virtualmente inevitables entre padres e hijos”. Considero que las diferencias generaciones no son solo un reflejo de los cambios de cultura sino más bien al acceso que tienen los adolescentes a las oportunidades educacionales y a las gratificaciones ocupacionales . Y estas diferencias son más lógicas que existan en sociedades con rápidos cambios producto del desarrollo de la tecnología y la ciencia y en quellas en que los niveles de inmigración son más altos. A esto llamamos “generation gap”, o sea, interrupción en la continuidad en tiempo y espacio, disparidad entre condiciones de vida y oportunidades de educación, empleo y desarrollo.

Un gran cúmulo de investigaciones llevadas a cabo sobre este tema permiten afirmar que los adolescenes cuyos padres aceptan sus opiniones, facilian la discusión familiar de los problemas tienen mayor tendencia a percibir a sus padres como efectivos, agradables, y por tanto, perciben la vida familiar feliz. Un factor fundamental es que ambos padres y adolescentes tengan similares valores y actitudes ante la familia, la sociedad y la vida.

Claro que no hay una receta ideal para salir exitoso como padres y como adolescentes de este período de la vida, pero nos parece que si proveemos una progresiva autonomía e independencia tanto de conducta como de juicios y si dejamos que nuestros adolescentes sientan que les respetamos como personas independientes ellos se moveran más seguros y confiados superando exitosamente esta importante crisis de crecimiento.

Finalmente, paralelo a la familia, los amigos tienen un papel muy importante en los adolescentes. En ellos tratan de encontrar un modelo a imitar en la vida, con ellos gastará la mayor parte de su tiempo y entre ellos valorará la importancia y trascendencia de sus ideas y valores.

Artículos publicados en el periódico El Sol de la Florida, entre el 22 de Mayo y el 12 de Junio de 1982, Tampa, Florida.

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Cada grupo humano tiene una tierra que le pertenece y una riqueza geográfica con la que interactúa constantemente para su sobrevivencia. Cada grupo humano deriva sus rutinas y sus costumbres, sus tradiciones, sus normas y reglas de participación y de integración de esa interacción continua entre el grupo y su medio ambiente físico. La riqueza o la pobreza de la tierra en la que el grupo vive y se ha asentado por generaciones, sus medios de producción y de ganar el sustento diario van a definir y a determinar la organización interna de gobierno que ese grupo va a tener, y va tambien a jerarquizar sus ideas sobre qué es lo más importante para el grupo y por qué es importante.

Estas ideas o juicios son los valores del grupo. Nosotros usamos los valores constantemente, de forma consciente o inconsciente, cuando tomamos decisiones o cuando juzgamos nuestras acciones o las de los demás. Los valores organizados y jerarquizados van a constituir la columna vertebral de la cultura del grupo. Ellos van a definir cómo un grupo es.

“La cultura se va formando y se va transformando en base a la continua experiencia histórica y vital de los pueblos. La cultura se trasmite a través del proceso de tradición generacional. El ser humano nace y se desarrolla en el seno de una determinada sociedad, condicionada y enriquecida por una cultura particular (que) recibe, modifica creativamente y que sigue transmitiendo. La cultura es una realidad histórica y social” (III Conferencia General del CELAM, 1979, p. 392).

Asi, por designio de Dios, cada persona nace y crece dentro de unas circunstancias específicas de tiempo y de espacio, dentro de un grupo social específico, dentro de una cultura que le moldea como ente social, como ciudadano de un lugar específico, que le define su identidad.

Tal como dijéramos anteriormente la familia es el primer sistema natural y la primera célula de todo grupo social. La familia es intermediaria y mediadora entre las personas que la componen y el grupo social al que ellos pertenecen. A través del proceso de socialización, los padres conforman a los nuevos miembros proveyéndoles (1) de estilos “culturalmente específicos” de percibir, procesar lo percibido, recordar, pensar y de entender la realidad, -de encontrar la lógica y el significado social de todo lo que sucede en su entorno-; y (2) de formas “culturalmente específicas” de relacionarse con los otros, de entender y de usar los símbolos verbales y no verbales cuando se comunican. De igual modo, por medio del interactivo proceso de socialización (tambien llamado “enculturación) entre los padres, la sociedad y los hijos, los padres contribuyen a la formación de la identidad étnica de los hijos.

Los padres no sólo preparan a los hijos para su entrada en la sociedad sino que le entrenan día a día al darles ejemplos de los valores, hábitos, costumbres, y expectativas socio-culturales del grupo al cual la familia pertenece. Así la familia prepara el relevo generacional capaz de encajar armónica y adecuadamente en el medio ambiente socio-cultural del grupo al cual pertenece. Más aún, le prepara para llenar responsablemente el espacio historico que cada ser humano tiene asignado en la humanidad. Porque cada relevo generacional está llamado a usar los medios politicos a su alcance para administrar sabiamente los bienes del grupo, contribuyendo de esta forma a un nivel de progreso superior en su comunidad.

De la misma forma que cada región geográgica del mundo es distinta, cada grupo humano que existe en esa región ha desarrollado formas culturales distintas. La familia dentro de cada un ode esos grupos humanos “conforma” en sus miembros las formas específicas de percibir la realidad, de relacionarse los unos con los otros, de entender los símbolos verbales y no verbales esenciales para comunicarse, para recordar, para pensar, para resolver problemas, para encontrarle sentido y lógica a todo lo que suceda.

Como vemos, la familia dentro de esos grupos sociales tiene la tarea insustituible e inalienable de acompañar y de asistir a cada miembro de la familia mientras ellos incorporan elementos socio-culturales, crean sus propias respuestas únicas y negocian su identidad, su estima y su valoración individual.

En conclusion, (1) el contxto geográfico y socio-cultural donde cada persona nace y crece, se convierte en el contenido que da forma a los diferentes elementso que integran su personalidad; y (2) la familia es el primer sistema natural y social que hace posible no solo que ésto suceda sino que contribuye a que todos los miembros de la familia sean socialmente responsables, psicológicamente sanos y espiritualmente libres.

Si por designio divino cada hombre y cada mujer está llamado a ser y a pertenecer a un grupo socio-cultural específico, ¿está el proceso de migración tambien en el Plan de Dios?

Nuestra tradición judeo-cristiana nos relata que Dios dijo a Abraham “toma todo lo que tienes, empaca, y ve a la tierra que Yo te tengo destinada” (Gen. 12). Por designio divino, el pueblo escogido por Dios para ser depositario de su Palabra y de su Misterio tiene que vivir la experiencia de la migración como condición primera e ineludible.

El plan salvífico de Dios se inicia con el paso, con una Pascua, con un misterio de muerte y de vida. El plan salvífico de Dios se inicia con un dejar atrás, deshacer ataduras, abandonar lo que se tiene, morir… y confiadamente, cerrando los ojos, entregarse a la segura providencia del que Es, e iniciar su peregrinar, el caminar hacia una nueva vida, hacia asentarse en tierra extraña. Para entonces volver a empezar: rehacer el ser y rehacer el vivir.

Las familias migrantes Hispanas son familias que como Abraham rompen sus historias personales; que como Abraham recogen sus cosas y se van de un lugar a otro, por muchas razones, a veces voluntaria, a veces involuntariamente. Las familias migrantes Hispanas interrumpen el hilo de sus vidas, cortan sus ataduras a sus grupos sociales, cercenan sus interacciones socio-culturales para volver a crecer en un suelo diferente, bajo un cielo distinto, arrimándose a un grupo social que no los vió ni nacer ni crecer, que es extraño.

Las familias migrantes Hispanas, como Abraham, remueven las raíces del arbol de sus vidas, y por un tiempo, tienen esas raíces al aire mientras buscan una tierra propicia para volver a replantarlas. Y todo trasnplante, por bien cuidado y planeado que se haga, conlleva riesgos, conlleva vulnerabilidad para las raices y por consiguiente para el arbol en sí.

Las familias migrantes Hispanas sufren la angusria y el dolor del desprendimiento al tiempo que trabajan ardorosamente y tenazmente para restablecer el sentdio de continuidad en sus vidas. A través de contactos, de choques, de conflictos, de frustraciones, de disonancias, de tensiones, de crisis… en medio de malos entendidos, de discriminaciones, en casos hasta de persecusiones… las familias migrantes entretejen de nuevo los hilos del lienzo roto de sus pasados –usando para ello cada palabra nueva que aprenden, cada costumbre que adivinan, cada norma que descubren, cada valor social que intuyen. Y lo hacen de prisa, y lo hacen olvidándose de sí mismas… las familias migrantes tienen la prisa y el olvido de sí mismo propio de la generosidad y de la misión que de ellas se espera.

A veces la meta parece prácticamene inalcanzable… la meta conlleva rehacer la historia, conlleva acomodarse de nuevo a diferentes circunstancias, conlleva validar aquí lo que se aprendió y se adquirió alla. Conlleva hacer decisiones y selecciones que les permitan vivir entre dos culturas, o en dos culturas, o recorriendo el camino par air de una cultura a otra… sin perder la herencia cultural que constituye el contenido de sus personalidades. Y lo hacen despacio, cuidadosamente, porque las familias migrantes Hispanas saben que si descuidan sus herencias culturales corren el riesgo de quedarse vacías por dentro. Cuidando sus herencias culturales pero la propio tiempo, re-ganando la articulación social necesaria para que cada miembro de la familia vuelva a sentirse vinculado/a a la nueva sociedad y pueda recibir el reconocimiento del grupo en que ahora vive, para que pueda recobrar el sentido de la propia dignidad y de la aceptación incondicional que se merece como reflejo que es del misterio del Dios Creador y Sanador.

La transición cultural que cada familia inmigrante vive se inicia cuando la familia decide abandonar sus tierras, sus gentes… y seguir el camino que descubre trazado en el Plan de Dios. Pero para que esa transición pueda llevarse a cabo felizmente la familia inmigrante no puede aislarse, no puede encerrarse en su dolor ni en su propia conmiseración, la familia necesita abrirse al contacto con “lo extraño”. La transición es el resultado de la acumulación de interacciones entre las dos culturas que aunque diferentes no son otra cosa que expresiones parciales del quehacer amoroso de Dios. La transición conlleva acomodarse y diferenciarse; una y otra vez, tantas veces cuántas sean necesarias hasta alcanzar por medio de negociaciones individuales y colectivas una re-definición de la propia identidad.

Aunque la familia inmigrante experimente las mismas dificultades inherentes a su condición humana minoritaria –lucha por la sobreviviencia, por tener expresión y participación social ( y a veces religiosa), y por realizarse planamente como hijos de Dios-, la familia inmigrante está condicionada por las leyes de migración y por la opinion pública y los medios de comunicación masiva que están presentando la migración como un problema que requiere soluciones drásticas.

Las familias inmigrantes se sienten frecuentemente desamparadas, sin apoyo, sin saber a dónde volverse para encontrar ayuda. La pobreza y la discriminación juegan un papel en este cuadro: hacen a las familias más vulnerables, las tentaciones se hacen más fuertes –a veces insostenibles-, la ira y la frustración se hacen malas compañeras. El deseo de tener, la necesidad de sentirse vinculado, de sentir la pertenencia al grupo, la identidad confusa… llevan a los jóvenes y a los no tan jóvenes a rendirse, a optar por lo que parece ser más fácil (y que a la larga sera la trayectoria más árida y difícil porque es la que separa del camino de Dios).

No siempre resulta fácil descubrir en nuestras vidas personales cómo detrás de la cruz redentora está la presencia mística del misterio Pascual escrito en el Plan de Dios. Apreciar el momento de gracia y de crecimiento espiritual cuando se calza la sandalia de peregrino y se sale a buscar hospedaje, cuando se daja todo atrás y se experimenta la pobreza evangélica de tener sólo Su mensaje, Su certeza, y Su esperanza en Su presencia providente es un reto y una oportunidad de crecimiento par alas familias inmigrantes.

Se ha dicho que en cada familia inmigrante hay voces proféticas de denuncia social, que cada familia inmigrante es un clamor de justicia. Pero pocas veces hemos tenido oportunidad de reflexionar en el misterio de muerte-vida que conlleva la Pascua migratoria, en la oportunidad de crecimiento que encierra el poder desprendernos de todo lo que no es esencial para vivir solo con la confianza ciega en El que Es.

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Mi primera imagen gráfica de Dios, de su Plan de Salvación y de las Sagradas Escrituras fue la del libro “Historia Sagrada” que con brillantes laminas ilustraban los pasajes decritos. Recuerdo vivamente la lamina primera del libro, la de la Creación. Todavía cierro los ojos y puedo revivir los colores brillantes de la recién estrenada naturaleza y los rasgos de la cara del Padre Creador. Un anciano señor con largas bargas y mucha bondad en sus ojos brillantes.

Hoy cuando cierro mis ojos y recuerdo la lamina sé que Dios estaba satisfechos de todas y de cada una de las obras de Su creación –“y vió Dios que estaba bien” (Gen. 1, 24). Imagino al Padre Creador regocijándose cuando contemplaba el brillante sol que ya facilitaba la fertilidad de las tierras y que dilataba las pupilas asombradas de los animales que miraban a lo alto deslumbrados. Recuerdo el dedo Creador que apuntaba hacia el sol y cómo los rayos de este sol le arancaban destellos brillantes a los campos verdes, a las frutas maduras, al trigo dorado y a todas las demás cosechas. Maravilla de un sol que aún en la noche se hace presente cuando le dá transparencia a la opaca luna.

Usando mi recuerdo de ayer y con mi imaginación de hoy siento la brisa humeda abanicándo el rostro de Dios. Siento el trinar de los pájaros entonando himnos de alabanza y gratitude a Dios, y la alegría de la brisa que, agradecida de su existencia, se enredaba y jugaba con las palmas, con las olas del mar, con los guijarros de los ríos. Siento que es gratitud hacia su Creador lo que le llevaba a saltar de un lugar a otro produciendo sonidos melódicos de alabanza al Creador.

Con mis ojos cerrados revivo la lámina primera del libro de Historia Sagrada. Sin duda alguna, Dios se veía feliz ante la precisa obra de Su inteligencia, ante la vigorosa proyección de Su amor hecho deslubrante paleta de colores acá y allá, sintiendo el canto de las aves, el susurro de las ramas de los árboles que se rozaban cariñosamente las unas con las otras, el murmullo de los arroyos y de los ríos.

No sólo Dios se regocijaba sino que la Creación completa alababa también al Creador. “Alabad a Yahveh desde los cielos, alabadle en las alturas… alabadle, sol y luna, alabadle todas las estrellas de luz, alabadle cielos de los cielos, y aguas que estáis encima de los cielos… Alabad a Yahveh desde la tierra… montañas todas las colinas, árbol fruta y cedros todos, fieras y todos los ganados, reptil y pájaro que vuela…” (Salmo 148).

Y cuenta el Génesis que Dios se detuvo en su acción generadora cuando terminó de hacer la Creación. Tal vez en esos momentos El se haya preguntado ¿qué más puedo hacer para darme y para quedarme de forma más tangible y para toda la eternidad de siglos y siglos?

Fue entonces que decidió crear al ser humano no sólo como la obra final y más acabada de Sus manos sino como la fuente de re-creación continua y permanente de Dios mismo, al hacerlo a Su imagen y a Su semejanza. Así, usando la última y la más perfecta de las obras de Su creación Dios decidió quedarse para siempre en la humanidad de entonces, de ayer, de hoy, de mañana y de siempre.

La segunda lámina del libro de Historia Sagrada muestra al Dios con figura humana creando al ser humano: “Y dijo Dios, “Hagamos” al sr humano a nuestra imagen y semejanza nuestra” (Gen. 1, 26). Por eso, Dios dió al ser humano la capacidad consciente de percibir, entender, razonar, valorar, decidir para poder así alcanzarle a El, que es la Verdad, la sola Verdad. Por eso, Dios infundió en el ser humano con Su soplo de vida esa fuente interior capaz de cambiar el curso de los ríos y de allanar las montañas. La energía vital de Su amor destinada a atar indeleblemente a todos los seres humanos en la única hermandad que pasa por encima de cualquier diferencia humana, y que le hace capaz de vencerlo todo, hasta la misma antítesis de Dios: al odio, a la guerra y a la soledad.

Dios al hacer al ser humano a Su imagen y a su semejanza, le entregó el poder de administrarle a El mismo que es la Vida y la Creación con mayúsculas. De esta forma haciendo al ser humano –hombre y mujer- co-creadores con El Dios aseguró así Su perpetuidad en la hhumanidad y en la creación.

Y como el compromiso de Dios con la humanidad era total… Dios no se quedó a medias, sino que le dió al ser humano Su mayor don: la libertad. Dios quería que la última creatura de Sus manos, fuese capaz de tomar decisiones e iniciativas responsables para mantener la armonía de las leyes naturales, asi como tambien la paz que proviene del equilibrio en las relaciones físicas, psicológicas y sociales de la humanidad. Al hacerlo Dios quería que la participación del ser humano en la libertad de Dios fuese usada para construir no para destruir, para unir y no para dispersar, para administrar y no para dilapidar los tesoros puestos en sus manos para cuidar.

Poco a poco, a lo largo de mi vida yo he ido entendiendo lo que significa que el ser humano fuera creado a imagen y semejanza de Dios. Hoy yo sé que es no sólo porque tengo una vida física, tangible, visible. Ni tampoco porque tengo una vida psicológica que me permite razonar, amar, decidir. Sino que es porque yo tengo la capacidad y la habilidad de estar unida y en comunicación con Dios por medio de mi vida espiritual. “Vuelve alma mía a tu reposo, porque Yahveh te ha hecho bien. Ha guardado mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas, y mis pies de mal paso. Caminaré en la presencia de Yahveh por la tierra de los vivos” (Salmo 116).

Hoy, al recordar la tercera lámina del libro de Historia Sagrada entiendo aún más el Plan de Dios para la Humanidad. Cierro los ojos y recuerdo la imagen de un hombre recostado a una columna, dormido, y a una mujer saliendo del área de su corazón mientras de nuevo, el dedo Creador apuntaba a la pareja. Habia bondad en la expresión facial del anciano Dios con figura humana. Bondad inmensa: para que el hombre no conociese el horror de la soledad, Dios quiso que las futures generaciones naciesen, creciesen, viviesen y muriesen acompañados, formando parte de un círculo que resemblase la propia naturaleza íntimade Dios. “Se ha dicho, en forma bella y profunda, que nuestro Dios en su misterio más íntimo no es una soledad sino una familia, puesto que lleva en sí mismo paternidad, filiació, y la esencia de la familia que es el Amor” (Juan Pablo II, 1979).

Así, desde pequeña yo fuí aprendiendo que Dios infundió en el primer hombre y en la primera mujer la capacidad de establecer entre ellos relaciones emocionales, que fueran indelebles, comunicativas, vivificantes, sanadoras… Y que Dios llamó familia a esa fuente primera de vida y de amor. Y para que esta reproducción de Su naturaleza íntima fuese el verdadero centro de la creación Dios puso atada a la identidad de la familia la misión de ser formadora de personas, depositaria de la vida y del amor, fuente constructora y transformadora de la sociedad, y participante esencia de la vida y de la misión de Su comunidad de fe y de su comunidad ecclesial. Y le ordenó “Familia, sé lo que eres” (Familiaris Consortio, 17).

Desde hace cientos de miles de años, por designio divino, la familia fue llamada a hacer posible que todos y cada uno de sus miembros fueran socialmente responsables, psicológicamente sanos y espiritualmente libres. Que la familia es la “primera y última experiencia humana”, es el primer sistema social-natural o la primera célula de la sociedad.

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Independientemente del origen étnico y de la forma en que esten organizadas internamente “todas las familias tienen que lidiar con las mismas situaciones: crear su visión de vida familiar, crecer como sistema, y cumplir con sus propias responsabilidades en interacción con las instituciones sociales”.

(Family Perspective in Church and Society, p. 28).

Hace solo unos años, en preparación para la llegada del siglo XXI, las Naciones Unidas proclamaron el año 1994 como el Año Internacional de la Familia. Según el documento de la proclamación “al proveer la mayor protección y asistencia posible a la unidad básica de la sociedad, las Naciones Unidas estaban promoviendo los derechos humanos básicos y el derecho fundamental a la libertad que todos los humanos tienen”. Siguiendo el mismo espíritu el Papa Juan Pablo II escribió su primer mensaje del año 1994 sobre “La familia como el primer agente de la paz”. El Papa llamó su mensaje “La familia crea la paz de la familia humana”… y añadió “la paz más que enseñada tiene que ser vivida en el seno familiar como resultado del testimonio de entrega mutual y de amor entre sus miembros”.

En programa y escritos anteriores vimos como Dios creó las personas a su divina imagen y les envió a ser, crecer y a multiplicarse para asi llenar la faz de la tierra. También vimos que por designio divino creó a la familia y le dió la misión de ser fuente y agente de vida y de amor, no sólo fecundando y dando vida sino facilitando que cada uno de sus miembros pudiese alcanzar su pleno potencial. Y, al hacer Dios participe a la familia de sus planes para la humanidad elevó su dignidad a un nivel sagrado y hizo que todas y cada una de sus actividades –aún las rutinarias y cotidianas- fueran sagradas.

No solamente la familia está en el mismo comienzo de la existencia humana sino que tambien está al comaienzo de la vida de la Iglesia y de la Sociedad. “La familia hace realidad un conjunto de relaciones interpersonales por medio de las cuales cada persona es introducida en la familia humana y en la familia de Dios” (Familiaris Consortio, 15). Es decir, la familia está en el mismo centro de la construcción del Reino de Dios en la Historia. Pore so tambien, es sagrada. La vida familiar cotidiana es una realidad teológica y religiosa básica en la que la fe, la esperanza y el amor se cultivan con la ayuda de la gracia de Dios. Por esta razón la familia Cristiana es una prioridad central en la Vida de la Iglesia (L.G., 11; G. et S., 48).

Todas las familias están llamadas a cumplir la misión que Dios les ha asignado siendo células transformadoras de la sociedad –todas incluye tambien a las familias inmigrantes Hispanas en transición cultural.

Este libro ha querido demostrar la dimension psico-socio-cultural de la realidad de las familias inmigrantes Hispanas en transición cultural en los Estados Unidos. Los números estadísticos presentados para describir su presencia son impresionantes. La mayor parte de los Hispanos que viven en los Estados Unidos están parcialmente aculturados, marginalmente integrados económicamente, y como consequencia sufren los efectos del ciclo de la pobreza –pobre nivel educacional, pocas habilidades para llevar a cabo trabajos calificados, desempleo, pocos ingresos, dependencia de agencias de servicio público, viviendo en vecindarios deteriorados, con influencia mínima política. En adición, aquellos que no hayan podido completar sus ciclos de adaptación y de ajuste sufren sentimientos de deprivación y poco prestigio, y están sujetos a un alto número de indicadores de tension que atentan contra la integración de su personalidad (Padilla y asociados, 1982).

Ahora bien, quedarnos sólo con los números puede llevarnos a ver a los Hispanos solo como “un” problema pastoral más y pasar por alto que ellos representan una oportunidad “única” pastoral (Carta Pastoral de los Obispos Americanos sobre la Presencia Hispana, 1983).

Los procesos de migración y de aculturación que experimentan los inmigrantes Hispanos y sus familias han sido tópico de interés de un gran número de escritores e investigadores en los últimos años especialmente en los estados de California, Florida, Illinois y Nueva York, puertos de entrada del mayor número de inmigrantes. El análisis de gran parte de esa literatura y de esos estudios ha sido reflejada a lo largo de este libro.

Asi, hemos descrito cómo el contenido de la personalidad humana –su forma de ser y de actuar- es conformado por el contexto cultural, geográfico, económico, político y social donde esa persona nació, creció y se educó –es decir, donde fue socializada y enculturada. Si quisierámos representar gráficamente qué le sucede a la persona cuando emigrá –bien sea su migración voluntaria o involuntaria- pudieramos pensar en que le sucede a una planta cuando sus raices son removidas para ser transplantada. Por mucho cuidado que tengamos para que sus raíces no sufran las estamos exponiendo a una experiencia traumática. De forma similar, la migración es una experiencia traumatica que conlleva interrumpir las historias personales, cortar las relaciones sociales, remover las raíces étnicas y culturales para dejarlas por un tiempo al aire mientras se encuentra una tierra propicia para volver a plantarla de nuevo.

Migrar –emigrar and inmigrar- es como volver a nacer. Migrar conlleva “re-formar”, “remo-modelar” las habilidades internas que nos permiten conocer, relacionarnos efectivamente y tomar decisiones. Migrar conlleva volver a aprender nuevos significados, gestos, palabras para poder funcionar adecuadamente en el nuevo medio ambiente. Migrar conlleva atravesar por períodos de crisis donde aún la propia definición necesita “redefinirse” tomando ahora una nueva identidad.

De igual forma, para la familia Hispana emigrar e inmigrar conlleva “re-estructurar” su vida interna para poder continuar cumpliendo de forma efectiva con sus tareas universales, conlleva “re-establecer” lazos con el nuevo medio ambiente para poder continuar siendo la matriz del crecimiento integral –social, psicológico, espiritual- de cada miembro.

Si el proceso de migración es un proceso de crisis y de trauma, el proceso de transición cultural debiera ser un proceso de sanación interna. El proceso de transición de una cultura a otra no se produce en un día, ni como resultado de varias interacciones ocasionales, sino que es un proceso progresivo y continuo de interacciones satisfactorias entre las personas inmigrantes y las personas pertenecientes a la nueva sociedad. El proceso de transicion es un proceso de aprendizaje para ambos grupos étnicos, es el proceso que va a hacer posible que los unos y los otros dejen de ser “extraños” para convertirse en “diferentes”. El proceso de transición es un proceso continuo y gradual de aproximación y de empatía por parte de los dos grupos étnicos.

El contenido de este libro ha brindado un somero análisis psicológico y social del qué y del por qué de la realidad presente de las familias inmigrantes Hispanas. Es deseo de la autora que que el análisis del contenido de este libro invite a los lectores a fomentar la creación de respuestas pro-activas -y no sólo reactivas- en el proceso de acompañamiento. Deseamos que, finalmente, se mueva la agenda de la familia inmigrante Hispana a un lugar de prioridad social y ministerial, porque “la adaptación de los grupos minoritarios a la sociedad que les acoge está directamente relacionada y depende más de la estabilidad interna de la familia y de la cohesion del grupo minoritario que de otros factores del medio ambiente exterior” (G. de Voss, 1980).

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El Papa Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica sobre la familia “Familiaris Consortio” describe la tarea pastoral familiar como una de “acompañamiento” (No. 65).He escrito muchos artículos eon el propósito de “acompañar”a las familias inmigrantes Hispanas durante los procesos de trasplante de su tierra natal y de ajuste en la nueva comunidad Americana. Tambien he escrito para quienes “acompañan” a estas familias inmigrantes Hispanas –maestros, consejeros, psicólogos, trabajadores sociales, ministros y pastores-.

Ahora deseo definir y clarificar el término con el propósito de qe todo el que lea este artículo dsienta la imperativa necesidad de “acompañar” al menos a una familia inmigrante Hispana en su peregrinar de una cultura a otra. Y que al tratar de hacerlo no se limite a la definición literal del verbo “acompañar” (caminar con) sino que pueda usar lo leído en este arteiculo para darle carne y espíritu a su actividad.

Al hacerlo sabrá que acompañar a las familias inmigrantes conlleva algo más que dar y fomentar la hospitalidad, algo más que garantizar la instrucción religiosa y la vida sacramental de los inmigrantes. Tambien encontrará que acompañar es algo más que abogar porque leyes de migración respeten la integridad y los derechos humanos de la pesona y de la familia migrante Hispana.

Es que acompañar a la familia inmigrante Hispana conlleva asistir a estas familias en el proceso de descubrir sus realidades individuales en el Plan de Dios. Conlleva estar activamente presente cuando ellas atraviesan por el proceso de re-descubrir y sanar sus dignidades humanas maltrechas por la experiencia del cambio, por los abusos, los malos entendidos, la discriminación.Estar activamente presente cuando ellas busquen ayuda para liberarse de las ataduras que no les dejan avanzar como peregrino, cuando busquen el valor necesario para responder a la llamada de crecimiento encerrada en el sentir y llorar “por lo que se déjà atrás” y mientras se responde al llamado de “volver a empezar”. Estar activamente presente cuando las familias inmigrantes Hispanas comiencen a comprender que sólo así podrán completar o rehacer los ciclos de crecimiento individual y familiar que fueron interrumpidos por el proceso de migración.

Acompañar a la familia inmigrante Hispana es algo más que tener el oído atento al quejido de dolor, al lamento de rabia. Es algo más que gritar con ellas contra las injusticias. Porque acompañar es un proceso interactivo y también dinámico que demanda estar presente para ser usado cuando nos necesiten pero tambien exige trabajar activamente para proveer los medios y las oportunidades para que las familias inmigrantes Hispanas participen activa y responsablemente en sus nuevas comunidades sociales y en sus nuevas comunidades de fe –multiétnicas y multiculturales.

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