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Con los Pies en la Tierra

Por Dra. Gelasia Márquez

A lo largo de todos estos años que he estado leyendo, investigando, estudiando y trabajando con las familias inmigrantes Hispanas estos seis principios han ido delineándose como esenciales para entender el derecho-deber de los padres en el proceso de la educación de sus hijos.

Los Seis Principios

Si nos fijamos en lo que acabamos de decir, es fácil concluir que los padres somos fundamentalmente responsables del desarrollo armónico de cada uno de nuestros hijos. Y que el cumplimiento de nuestros deberes como padres no solo es decisivo para nuestros hijos sino que contribuye al futuro de la Sociedad.

El Papa Juan Pablo II hablando del futuro de la humanidad dijo que éste puede y debe ser preparado en nuestros hogares, más específicamente dijo que el futuro "pasa por la familia".

La Realidad de las Familias Hispanas

¿Es esto posible? ¿Tenemos los padres tiempo para cumplir con nuestra responsabilidad-deber de ser padres? ¿Tenemos tiempo para ocuparnos de todos los detalles incluidos en la tarea de "hacer" a nuestros hijos? ¿Tenemos los padres tiempo para transmitirles a ellos los valores cristianos y sociales?

Tenemos que poner los pies en la tierra y analizar brevemente la realidad de nuestras familias inmigrantes y primera generación Hispanas. En casi todas ellas ambos padres trabajan. Y aún en las familias de tres o cuatro miembros, e incluso en familias donde más de dos generaciones viven en la misma vivienda, se oye la misma queja: "no tenemos tiempo para conversar los unos con los otros" y "mucho menos para hacer actividades juntos, como familia". En casos extremos, muchos hogares Hispanos han sido descritos por sus miembros como direcciones postales que se han ido convirtiendo paulatinamente en algo así como casas de huéspedes —lugar para ir a comer y dormir.

Claro que todos nosotros necesitamos trabajar para sobrevivir. Pero en muchos de los hogares Hispanos que he entrevistado para diferentes estudios o proyectos de intervenciones, ambos padres emplean casi todo el tiempo del día lejos de sus familias, y en algunos casos hasta parte de la noche porque necesitan o se les presenta la oportunidad de hacer un trabajo "extra" para gastos que generalmente son "extras". Consecuentemente, la pareja no tiene tiempo para intercambiar experiencias diariamente, de una forma positiva, emotiva, capaz de fomentar la cohesión necesaria para conocerse, crecer juntos en todas las áreas que conlleva la relación matrimonial.

Las relaciones con los hijos suelen ser mediatizadas, saben de ellos cuando las maestras les llaman urgentemente, o cuando las personas adultas que les cuidan se quejan de sus conductas, o cuando tienen que ir al médico con ellos porque no pueden enviarlos a la escuela enfermos. Si en muchas familias hispanas sus relaciones emocionales de las parejas son pobres, la comunicación y el diálogo padres-hijos es más pobre aún.

¿Qué Podemos Hacer?

¿Será entonces que los padres Hispanos no pueden cumplir con su inalienable derecho-deber de ser padres? ¿Será que les estamos pidiendo algo imposible?

Claro que no. El trabajo y sus condiciones no son excusas ni paliativos para no hacer lo que tenemos que hacer. Entonces, ¿cómo podemos hacerlo? Ante todo tenemos que, como familia, reunirnos, discutir y establecer nuestras prioridades.

Una sugerencia sería que cada uno de los miembros de la familia —incluyendo los hijos en edad escolar— se preparen para esa reunión. Una forma de hacerlo sería escribir en una hoja de papel los diferentes papeles que tienes en la vida: esposa, madre, hija, trabajadora a tiempo completo, estudiando por las noches, etc. Al lado escribe solo una frase con la meta que te gustaría alcanzar en el ejercicio de cada uno de esos papeles —esas metas son tus sueños pero también son las propias definiciones que de ti misma tienes en la vida.

Todo este trabajo de preparación no puede hacerse corriendo, entre lavar y planchar, o entre una cerveza y cambiar el aceite al carro. Tienes que darle tiempo a la reflexión, al silencio, tiene que dársele espacio y perspectiva a cada pregunta, o a cada respuesta, o a cada duda. Tal vez ayudaría si pensamos al cabo de tantos años de vida, mirando atrás, qué decisiones tomadas hoy van a ser las más importantes para ti y para tu familia.

La Calidad sobre la Cantidad

Recordemos que lo más importante no es la cantidad de tiempo que pasamos juntos en el hogar sino la calidad de nuestras relaciones interpersonales en el hogar. Una hora dialogando con nuestros hijos es más productiva que tres horas sentados mirando televisión juntos, o peor aún, tres horas con todos los miembros en la casa pero cada uno está haciendo lo suyo, sin interactuar.

En conclusión, poniendo los pies en la tierra, aceptemos que es difícil hacer lo que tenemos que hacer cuando tenemos trabajos que nos dejan exhaustos, cuando estamos criando a nuestros hijos en una cultura diferente a la nuestra, con una lengua que no entendemos... pero, aceptemos también que esto puede hacerse usando cada minuto que estamos juntos creando una atmósfera educativa en el hogar al tiempo que disfrutamos el privilegio de ser familia a pesar de todo.

Como dijera la psicóloga Virginia Satir: ser padre/madre no es tener días festivos, ni vacaciones, ni promociones, ni aumentos de salarios. Ser padre/madre es estar en el deber o al menos estar dispuestos a ser llamados las 24 horas del día, los 365 días del año. Porque ser padre/madre es hacer personas. Y este es el trabajo más complicado pero el más gratificante que existe en la humanidad.