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Importancia de la Escuela (2)

Por Dra. Gelasia Márquez

Desde mediados del siglo pasado las escuelas en los Estados Unidos han jugado y juegan un papel crucial en el ajuste de los niños irlandeses, italianos, judíos, hispanos, es decir, en el ajuste de los niños inmigrantes a la sociedad Americana —los que llegaron traídos por sus padres y los nacidos en suelo americano de padres inmigrantes.

La Escuela como Puente

El sistema escolar representó y representa para estos niños inmigrantes el Puente entre la cultura nativa y familiar en la que eran moldeadas sus personalidades desde antes de nacer y la cultura de la sociedad en que viven. Las escuelas enseñan las formas culturalmente específicas de pensar, de entender, de juzgar la realidad objetiva, las formas culturalmente típicas de comunicarse y de resolver problemas. Las escuelas no solo enseñan sino que "entrenan" a los niños inmigrantes en los valores que más tarde les van a permitir ajustarse, disfrutar y aspirar con el resto de la comunidad americana a alcanzar el sueño americano —libertad, respeto a los derechos individuales, democracia, y oportunidades para todos sin discriminar la edad, el sexo, la raza, la religión— que sus padres vinieron buscando cuando tomaron la decisión de emigrar a América.

El sistema escolar ha sido visto y es visto por nosotros, los padres inmigrantes, como el vehículo que ha hecho y puede seguir haciendo realidad el avance social de nuestros hijos, de nuestro grupo étnico, de nuestra comunidad. LA ESCUELA ES EL PRIMER PELDAÑO DE LA ESCALERA PARA TODOS —PADRES E HIJOS—.

El Desafío del Respeto

No es nada fácil la tarea que tiene la escuela. Idealmente la escuela debe respetar el lenguaje, la cultura, y la tradición del estudiante inmigrante al tiempo que le introduce e integra gradualmente en la sociedad Americana que le acoge. La palabra respetar es muy importante en esta explicación. Del respeto que el estudiante reciba para su lenguaje y su cultura va a depender directamente el buen o mal concepto que el estudiante tenga después por ellos, así como la buena o mala imagen social que tendrá de sí mismo durante el resto de su vida.

Es decir:

(1) el respeto y el aprecio de sí mismo van de la mano;

(2) el aprecio de sí mismo es un factor determinante en el futuro del estudiante;

(3) el aprecio que de sí mismo tiene el estudiante inmigrante tiene que ver con el aprendizaje del idioma inglés; y

(4) del respeto y del aprecio que el estudiante inmigrante tiene de su origen étnico, de sus raíces culturales, de sus padres y abuelos es fundamental para el desarrollo de una identidad bilingüe y bicultural.

Las cuatro afirmaciones anteriores nos permiten afirmar que hogar y escuela van de la mano y deben respetarse y complementarse la una a la otra. Hogar y escuela facilitan el proceso de desarrollo de la identidad personal. Una identidad que se inicia en el hogar y se continúa en la escuela.

La Formación de la Identidad

Todos y cada uno de nosotros tiene una idea de sí mismo que se ha venido formando desde que el niño comienza a establecer relaciones con los demás —familiares y conocidos. Así la idea de quiénes somos nosotros, de cómo somos nosotros, y de cuánto valemos se ha ido moldeando como resultado de cómo se nos ha dicho que somos, de cómo creemos que somos, y de la interpretación que hacemos de nuestros éxitos y de nuestros fracasos.

A esta pintura interna que de nosotros tenemos contribuyó de manera muy importante los calificativos que nos fueron dados desde que nacimos en nuestros hogares, en las escuelas, en la sociedad en general así como los juicios que nosotros fuimos haciendo de nosotros mismos a medida que íbamos viendo como era aprobado o desaprobado nuestro funcionamiento en la vida. A esa imagen que nosotros tenemos de nosotros mismos le asignamos un "valor" que en cierta medida refleja cómo la sociedad valora los atributos que poseemos y los frutos o éxitos que alcanzamos, —de acuerdo con lo que llamamos nuestra efectividad social.

El Poder de las Expectativas

La escuela es la primera representante de la sociedad con la que los niños se relacionan. La escuela podrá despertar en los niños inmigrantes la idea de que de ellos se puede esperar mucho, de que ellos serán un relevo efectivo de las generaciones hispanas presentes, de que ellos serán más capacitados que muchos de sus padres y podrán crear una comunidad mejor, de que ellos serán un elemento contributivo de calidad en la sociedad americana.

Desgraciadamente, en muchas oportunidades la escuela puede crear otra imagen. Los estudiantes inmigrantes necesitan una educación remedial —para enseñarles el idioma del país y, en muchos casos, para nivelar los conocimientos que traen de sus países de origen con los conocimientos que se imparten en este país. Esto no los hace inferiores a los otros estudiantes sino diferentes. Cuando las autoridades de la escuela —administradores, maestros, y auxiliares— no conocen el idioma ni la cultura de los estudiantes inmigrantes pueden no entender sus actitudes y sus conductas y les ven como "raros". Ambos juicios —inferiores y raros— contribuyen a bajar las expectativas que maestros y administradores tienen para estos estudiantes.

Les ven como si ellos no pueden aspirar a otra cosa que a aprender oficios o retomar los oficios de sus padres —en la agricultura y en la construcción. Aún más, en algunos casos, cuando los estudiantes inmigrantes llegan al sistema escolar cuando son adolescentes y jóvenes en lugar de tratar de conocer los patrones culturales en los que ellos fueron socializados, les dan el calificativo de inadaptados sociales o malajustados emocionales. Es muy duro decirlo, pero todo parece indicar que cuando un estudiante inmigrante es aplastado "por la rueda del sistema educacional" difícilmente podrá "levantar cabeza" más tarde en la vida.