Desesperanza aprendida

Hay una dificultad psicológica que se ha comenzado a discutir en el campo de las ciencias sociales desde el año 1967. Se le llama “desesperanza aprendida” (learned hopelessness). Esta dificultad se describe diciendo que la persona aprende a actuar, pensar o a sentir como si no tuviese salida a sus problemas aun cuando esta persona tiene en sus manos el poder de cambiar sus circunstancias o de evitar las situaciones que puedan hacerle daño. Esta condición parece relacionarse directamente con la percepción por parte de la persona de no tener control sobre el resultado de sus acciones o de no tener control sobre sus circunstancias. Esta dificultad psicologica puede presentarse relacionada a una situación específica o se puede extender a todas las situaciones que la persona confronta.

Quisiera analizar este transtorno del funcionamiento psicológico relacionándolo con nuestra pertenencia a una minoría social. Aunque todos los miembros de los grupos de las minorías pueden experimentar las mismas o situaciones similares negativas, el cómo cada persona las percibe, las siente, o interpreta estos eventos negativos depende de las experiencias individuales acumuladas por cada cada persona desde su infancia hasta el presente… esto es cierto, ya que se ha podido comprobar que el medio ambiente en el que la persona nace, vive, y se desarrolla influye de forma determinante en moldear las formas de percibir e interpretar la realidad objetiva. Por tanto, las personas que sufren esta dificultad psicológica pueden haber acquirido de su medio ambiente o pueden haberse programado para ver la realidad de forma “desesperanzada”.

Esta forma de percibir, esta forma desesperanzada de ver y de interpretar las cosas es descrita como pesimista. La palabra pesimismo viene del latín y significa la tendencia a evaluar, percibir y ver la vida de una forma negativa. El ejemplo más usado es el del vaso de agua a medio llenar. Se dice que el optimista dice que esta medio lleno y que el pesimista dice que esta medio vacío. A través de la historia de la humanidad podemos encontrar filósofos, escritores y científicos que han interpretado los acontecimientos que le han rodeado de una forma persimista imprimiéndole un toque negativo a las formas formas de pensar y de expresarse de esa generación, aprendemos edsto leyendo las novelas o viendo las peliculas de esa época.Por ejemplo, las novelas y corrientes filosóficas de los franceses después de la Segunda Guerra Mundial, o las novelas y películas que relatan la vida de los americanos durante la eepoca de la gran depresión de los años 1930s: los relatos y las imagenes reflejan pensamientos de que la vida no tiene sentido, no tiene valor, y que la civilización ha alcanzado los niveles más bajos que se pueden alcanzar.

Volviendo a la idea de nuestra pertenencia a un grupo minoritario este pesimismo aprendido se refleja en expresiones tales como “las cosas nunca van a cambiar”, “eso no es para nosotros”, “no nos dejan avanzar”, “nos discriminan con solo mirarnos”, … estos pensamientos puden tomar aspectos paralizantes como “yo nunca voy a cambiar estas circunstancias”, “yo nunca podre salir de esta situación”, “todo lo que pasa es por mi culpa, por querer ser diferente”, “yo no puedo hacer nada para cambiar mis circumstancias”.

La pregunta lógica seria, ¿cómo podemos salir de esta situación?. Creo que la intervención tiene que ir a lo menos a dos niveles. Un primer nivel sería enfocado a los medios de comunicación en general. Por ejemplo, ¿ha pensado usted que no todos los jóvenes inmigrantes o primera generación pertenecen a las gangas? ¿ha revisado usted cuantos jóvenes inmigrantes o primera generación se graduan de high school y obtienen becas para continuar sus estudios superiores? Por qué entonces la televisión, el radio, la prensa, no dedica tiempo a presentar esos jóvenes que estan tratando de hacer la diferencia en sus vidas en lugar de destacar la criminalidad de ciertas ciudades. El segundo nivel de intervencion es el hogar. Seguro que en los hogares de estos jóvenes que si desean hacer la diferencia hay padres que motivan a sus hijos, se comunican con sus hijos, les acompañan en los procesos de aprender el idioma ingles, de estudiar, de hacer las tareas. Padres que se preocupan de ir a la escuela de sus hijos, de hablar con sus maestros, de estar al tanto de las oportunidades que la escuela ofrece para ayudar a los que tienen dificultades no solo con el idioma sino tambien con las matemáticas, o con la física, o con la química.

Durante las olimpíadas hubo un joven que ganó medalla de oro en lucha libre. Era un joven primera generación Americano, hijo de madre soltera indocumentada. Al preguntársele cómo habia logrado este triunfo dijo que su madre le habia dicho siempre “tú puedes llegar hasta donde tú quieras llegar”. Esta expresion “querer es poder” dicha y repetida muchas veces nos ayudara a salir de las formas negativas de ver y de entender la vida, de ese pesimismo que nos rodea y que nos atan a la inercia.

El autor norteamericano Willian Arthur Ward escribio en una oportunidad: “El pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambia y el realista ajusta las velas”. Nuestras condiciones actuales de vida no van a cambiar de un dia para otro, ni por un golpe de suerte como el ganarnos la loteria. o el tener un presidente que pertenece tambien a un grupo minoritarío. Nuestras condiciones van a cambiar cuando nos decidamos a ajustar las velas de nuestras vidas a la realidad y nos enfrentemos al viento con energia, seguros de que solo nosotros podemos cambiar nuestras vidas y nuestras circunstancias.

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Dr. Gelasia Marquez is an immigrant clinical and bilingual school psychologist. Dr. Marquez has studies, researches, articles, and programs aimed to help immigrant Hispanic children, adolescents and families in their processes of transition after migration