Cuando una persona se dice “cristiana” y actúa no conforme con lo que significa aceptar y ser cristiana es porque tiene inconsistencia en sus actitudes. Es decir, o no esta segura de lo que piensa o no esta segura de lo que siente.
Una persona con filosofÃa definida en su vida es una persona con orientación. Si su filosofÃa es religiosa -cristiana- debemos esperar de ella actitudes y posturas hacia Dios y hacia los demás que reflejen su orientación en la vieda.
La orientación del hombre en la vida está tambien Ãntimamente relacionada con sus ideales. Se alimenta de ellos at tiempo que los gesta. El deber social y el deber religioso proveniente de nuestros conceptos morales, democráticos/ideológicos, y religiosos se contraponen, generalmente, a nuestro deseo innato de ocuparnos cada dÃa más de nosotros. A medida que como el atleta que nos decÃa San Pablo cada dÃa se entrena para ganar la carrera, Y nos entrenamos cuando dÃa a dÃa meditamos, conversamos, leemos -entendemos- y aceptamos, nos apropiamos e interiorizamos en nuestro yo y tratamos que nuestra conducta refleje nuestros ideales y cuando nos esforzamos porque nuestros sentimientos reflejen la convicción que tenemos en la vida. En la práctica el ideal de una persona representa el esfuerzo que esa persona hace dÃa a dÃa por hacer realidad lo que desea ser, respondiendo a su vida interior.
El ideal, tanto hacia sà mismo como hacia la sociedad es la forma superior de su aceptación del deber de ser… además de existir, de responder positivamente a las exigencias y necesidades que le plantea en cada momento su medio ambiente social. De este modo, guiado por sus principios morales, el hombre transforma el medio fÃsico y social, sus relaciones con los demás, y modela su propia personalidad transformando sus necesidades puramente personales en necesidades sociales.
Publicado en el periódico El Sol de la Florida, Septiembre 12 1981.
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Desde los albores de la humanidad existe la religión. Revisando los libros de historia y de antropologia notamos que no existe pueblo en cuyas tradiciones no se halle de una forma o de otra más o menos estructurada un conjunto de reglas para crecer y un conjunto de ritos a realizar para uno, dos o más dioses que fueron historicamente creándose y a cuya protección los hombres primitivos le fueron dado las tareas de proteger, juzgar, castigar o premiar.
En casi todas las constituciones que rigen los gobiernos del mundo actual existen artÃculos donde se expresa el respeto a las distintas manifestaciones religiosas. La religión es por tanto un fenómeno universal. Y en nuestras vidas, en nuestros hogares, y en nuestras comunidades la religión tiene un lugar prioritario no solo por la importancia que le damos sino porque forma parte de nuestro diario ser y hacer, individual y social.
La palabra religión esta formada por dos palabras “re” “legare” que significan juntas “volver a unir”. De acuerdo con la etimologÃa o el significado de la palabra la religión va a constituir “la vÃa por la que el hombre vuelve a unirse con Dios”.
En toda religión podemos encontrar claramente definidas tres partes: el dogma, la moral y el culto. El dogma va a estar constituÃdo por todas las creencias especÃficas qaue cada adepto hace suyas al ingresar en la religión. La moral es el conjunto de regulaciones y prescripciones que el devoto debe hacer suyas o encarnar para poderse distinguir como tal, mientras que el culto va a abarcar los distintos ritos o liturgias por medio de los cuales el adepto se comunica con Dios.
Cuando profesamos una religión, es decir, cuando decimos que pertenecemos a una religión.. nuestra filosofÃa de la vida tiene que estar constituÃda por el conjunto de ideas, creencias y criterios que aceptamos como verdaderas y que entendemos nos dan la respuesta a nuestras grandes interrogantes sobre la muerte, la vida, el amor, la amistad, la paz y el perdón.
Decir que profesamos una religion, por tanto, entraña tener una ideologÃa definida y clara porque la hemos estudiado y porque entendemos que es la que nos da la paz interior y la seguridad exterior.
Los pueblos y grupos sociales que no tienen solidez en sus principios y bases ideológicas se resienten y caen en forma de contradicciones internas y debilitamientos externos que les empequeñece, divide y destruye. Es decir, los que decimos que tenemos una concepción religiosa de la vida, no podemos ponernos en contradicción con nosotros mismos por no saber a ciencia cierta ni lo que pensamos ni lo que queremos.
Finalmente, lo anterior se une al significado de la palabra fe. La fe se relaciona Ãntimamente con el estudio y asimilación de nuestras creencias religiosas y de las ideas y criterios para el estilo de vida que de ellas se desprende. La fe fue comparada por el apostol San Pablo con un atleta olÃmpico que tenÃa que mantenerse en forma para poder ser bueno en su deporte. Claro que esta manera de “mantenerse en forma” cuesta esfuerzo y labor diaria. Es conclusión, decir que somos católicos es algo más que decirlo, es serlo. Y serlo, es decir, vivir de acuerdo al evangelio y a la tradición de nuestra religión, cuesta esfuerzo.
Pubicado en el periódico El Sol de la Florida, Septiembre 12, 1981.
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No es dificil encontrar pre-adolescentes discutiendo sobre lo cara que esta la gasolina o si el pais esta en receción o no. Años atrás no hubiera parecido imposible que esto sucediera. Pero los tiempos han cambiado y como padres sabemos que la economÃa es una de los componentes de la sociedad que por su importancia tenemos que enseñarle desde temprana edad a nuestros hijos. No nos cabe duda de que si nuestros hijos saben el valor del dinero y aprenden a usarlo de manera sensata, esto les dara una gran ventaja en la vida. Por otra parte, desde hace muchos siglos vivimos en una cultura y organización social que es monetaria mercantil. Todos hemos tenido y aun tenemos que aprender a usar el dinero sabiamente y la única forma de aprenderlo es usándolo. Por eso, no cabe duda que una parte importante del proceso de educación de nuestros hijos es precisamente este, el de enseñarles a usar dinero.
No olvidemos que pocos aspectos de la vida familiar tienen, sin embargo, el potencial de crear desavenencias más grandes en las dinámicas familiares que el dinero. A la hora de darle dinero a los niños semanal o mensualmente hay ciertas reglas básicas que sirven para todos los hogares y que considero conveniente comentar:
1.- establecer reglas claras y consistentes sobre el dinero que se va a dar a los niños. Estas reglas tienen que partir de dos principios a aprender: el ahorro y la manera sensata de gastar dinero.
2.- instituir pequeños trabajos a hacer por los niños para que aprendan a ganarse el dinero. El tener un pequeño trabajo o responsabilidad no solo les hace sentirse importantes sino que enseña a los niños la relación entre el dinero y sus propios esfuerzos.
A medida que nuestros hijos crecen ellos van entrando en un mundo donde hay oportunidades de compras y de ventas: en la escuela, en el parque, en el camino a la casa, en el parque, etc. Los padres pueden sentarse y explicarles que “cómo ya tienen edad y madurez para aprender a tener dinero y a usarlo en aquellas cosas que necesitan o que les gusta tener, ellos le van a asignar una cantidad fija para principio de semana o cada fin de semana para que puedan usarlo”. Es prudente prepararles una pequeña libreta donde hayan dos columnas una para ingresos y otra para gastos y pedirles que semanalmente la vayan llenando. Al principio es prudente sentarse con ellos a lo menos dos veces por mes para analizar los gastos. Estas reglas básicas que pueden parecer tontas van a ser las bases del aprendizaje necesario para cuando sus hijos hayan crecido lo suficiente para tener una cuenta corriente en el banco o para usar una tarjeta de credito.
Cuando damos los pasos anteriormente descritos es importante que los niños sientan que el dinero les pertenece y que pueden disponer de el, y que nosotros los padres solo estamos supervisando para ayudarles a hacer buen uso del dinero.
Tampoco podemos decirles “mira coge este dinero para ti para que lo gastes en lo que quierasâ€, o “mira, te regalo este dineroâ€. Como deciamos antes el dinero debe entregarse con una finalidad y debe usarse con una finalidad tambien. Aunque tengamos una situacion económica desahogada y aunque tengamos el famoso pretexto de que “no queremos que nuetros hijos pasen lo que nosotros pasamos cuando estabamos creciendoâ€, no debemos darles todo lo que desean ni romper las reglas del cuánto y el cuándo a capricho de nuestros hijos. Este es un proceso de entrenamiento para la vida y el saber tener un uso responsible del dinero es tal vez el punto fundamental de una buena economÃa personal y familiar.
Cuando el hijo o la hija se hacen adolescentes pueden empezar a aprender el significado social del trabajo y lo que el trabajo les puede aportar. Cuidar otros niños por horas, limpiar la yerba del jardin, fregar el carro de la familia, limpiar ventanas, darle turorÃa a niños mas pequeños… van a ir preparando el sentido de la responsabilidad con compromisos establecidos, con horarios asignados, es decir van a ir preparando el camino para que más tarde este listos para asumir otros trabajos en la sociedad. Cuando alcancen la edad requerida, acompañarles a buscar sus permisos de trabajo, acompañarles a las entrevistas, repasar con ellos cómo presentarse en publico, ir preparando sus propios resumenes de vida.. irles introduciendo acompañados, poco a poco, en el complejo mundo de la economia social.
No olvidemos que aprender el valor y el uso del dinero en el hogar a temprana edad evitara el abuso del dinero más tarde en la sociedad
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No se puede hablar de complejos sin antes hablar de represiones. La represion es uno de los mecanismos de ajuste (llamados por Freud de defensa) más utilizado y se desarrolla para manejar situaciones conflictivas, es decir, situaciones donde hay dos deseos ireconciliables o donde hay dos anhelos que compiten entre si, o dos tendencias que constituyen una amenaza a la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Por medio del mecanismo de la represión se excluyen del campo de las percepciones conscientes los deseos, impulsos, pensamientos y anhelos que consideramos perturbadores o incompatibles con lo que deseamos o con lo que nos han enseñado que se deben o que se pueden tener en la conciencia. Pero estos deseos, impulsos, pensamientos y anhelos no desaparecen sino que pasan al campo inconsciente. Asi, por medio de una inhibición psicológica en el recuerdo, ellos permanecen inaccesibles, no son reconocidos… como si no existieran y por tanto, no originan angustia, ni se hacen insoportables. Es importante que dejemos bien aclarado para evitar confusions o malos entendidos que la represión no se produce por un esfuerzo deliberado y consciente de la persona para excluir de la conciencia lo desagradable sino que se produce de forma totalmente involuntaria, no consciente, automática.
Ahora bien, no porque se reprima el impulso pierde su fuerza dinámica o su tensión. Por el contrario, el material reprimido continua llevando una vida subterranea… y trata de presentarse de nuevo, de salir al exterior. Asi, hay quienes plantean que la intolerancia hacia el mal comportamiento de otros, a menudo indica el esfuerzo que se requiere para reprimir tendencias similares que el individuo no reconoce en sà mismo. Como dice el refran popular: dime que criticas y te dire de que padeces.
Uniendo el concepto de repression con el de complejo, digamos que se conoce como complejo a un grupo de ideas asociadas o unidas a elementos afectivos comunes, que por su naturaleza inquietante han sido reprimidos. Son estos elementos afectivos los que le dan un caracter dinámico a los complejos puesto que ellos se convierten en cargas emocionales –tensiones latentes- que llevan a la persona a actuar emocionalmente en determinadas situaciones, o a emitir opiniones ante situaciones que no tienen importancia para otras personas porque ellos estan viendo esos aspectos de la vida de forma muy peculiar. Algunas caracteristicas de los complejos de inferioridad son: somos sensibles a la crÃtica, reaccionamos pobremente ante la competencia, tendemos a criticar y a comentar los fallos de los otros pero excusamos los nuestros, reaccionamos exageradamente cuando nos halagan y cuando nos critican…
Como hemos dicho muchas veces, todo lo que aprendemos en psicologia sobre nosotros mismos y como funcionamos esta enlazado. El ser humano es un todo único, fÃsica, psicológica, social y espiritualmente. Por tanto, nos queda ahora enlazar la represión y los complejos de inferioridad con la propia identidad. Es decir con la propia imagen y percepcioó que tenemos de nosotros, con la propia valoración que tenemos de nosotros.
Sluzki in 1979 developed a model for understanding immigrants before and after migration. According to Sluzki, the continuum of the process of migration can be broken down into discrete steps. Similarly, despite the culture and the circumstances of each family, “The process of migration, both across cultures and across regions within cultures, presents outstanding regularities” (p. 380). He differentiated five stages in the process: preparatory stage, act of migration, period of overcompensation, period of compensation, and transgenerational phenomena.
Gonzalves (1992), using primarily Latin American refugees, summarized the Grove and Torbion model as a theoretical basis for understanding the psychological stages through which refugees pass as they establish links to the new culture. He provided a practical application of the three psychological constructs that Grove and Torbion applied to individuals functioning successfully in their homeland. Both Gonzalves and Grove and Torbion postulate the existence of four resettlement stages that may be applied to understand the experiences of refugee families. These two models relied solely upon the authors’ experience working with immigrant and refugee families.
Using both the qualitative data derived from the 35 interviews done on Marquez (2000)’s study and some descriptions and features of the transitional models mentioned before, the researcher designed a model where each of the migratory-acculturative processes described by the families interviewed has its own space. The placement of the parents along the continuum after migration was not based on their length of time in the United States but on the full appraisal done by the researcher of the feelings and attitudes reflected by the parents during the process of interviewing.
In an attempt to represent graphically the continuum between both processes using a 180-degree semicircle curve, it is divided into two major halves to encompass (a) the stages developed in the native sociocultural environment, and (b) stags developed in the host sociocultural environment (Figure 1)
Preparatory Stage (Sluzki) or Period Before the Migration Event
1. Awareness of the situation: Parents perceived the opportunity to better themselves and to provide better educational opportunities for their children as the primary purpose for coming to the United States. Other parents became overwhelmed by political events beyond their control because of threats to their lives, disappearances, or the outbreak of war. Family reunification, better own education, and medical reason
were also reasons stated by the sample studied (all cases but 11b).
2. Discernment process: Only 6 of the 16 cases who are currently married migrated together to the United Stats. For these six cases the process of discernment involved contemplating the possibility of dismembering the family, either because one member of the couple migrated alone or because the couple left their children behind (Cases 12 and 20).
In the four cases (1, 7, 9, 3) where the husband came first and later helped his wife and children to migrate, the discernment process was precipitated by the presence of other family members in the United States (who also migrated alone, leaving their nuclear family behind), and by the need to test the risks involved in the process of entering illegally into the United States. Parents’ responses present the step of discernment as a very brief stage in their movement from one country to the other. Usually the mothers elaborate more than the fathers on it.
3. Decision making: This step involves concrete moves by family members toward a commitment to migrate; for example, visiting and applying for a visa at the consulates of the United States in their countries or with the contactos to find a safe way to migrate through the border. Seven of the 35 parents stated that the decision was a joint family decision, but six parents (one husband and five wives) stated that the decision was made by their spouses. These six parents stated their discomfort with this fact and acknowledged how that situation had affected the harmony of their family life later. One parent came in his adolescent years with his mother.
4. Disengagement procedures: All families interviewed said that they anticipated periods of loneliness and rootlessness, but none of them foresaw the move to the United States as a period of crisis that would encompass changes, modifications of their lifestyle, and even going through processes of renegotiation of their own personal identity and of their family internal organization. All families stated that they never anticipated staying in the United States for more than a “few years.”
Act/Event of Migration
Although the very fact of migration constituted a brief transition from one airport to another for 22 parents of the sample, for 13 other parents the act proper took a considerable time, risks, and emotional as well as economic effort. Those parents who migrated legally always had access to institutions in the country of adoption, whereas the others who migrated illegally experienced mistrust and alienation from mainstream institutions until their situation became level. The majority of these immigrant families managed to establish and maintain a relative moratorium on the process of acculturation and accommodation for months.
Period After the Migration Event
1. Cultural and social isolation (called by Gonzalves, 1992, early arrival) (1w, 3h, 3w, 8h, 19w). Parents began to feel the stressful nature that the move carried. The difference in language, education, and life style accentuates the difficulties and may lead to isolation from the mainstream society. As happened with 8w (3 years in the United Stats), she and her family became progressively enmeshed within their own extended family network and their ethnic group network.
Parent 3h has experienced difficulty in adapting the old family functioning rules and he was also unable to adopt or develop new family rules conducive to effective functioning in the new country; thus he has increased emotional restrictions around his wife and daughters and is imposing the traditional values in a rigid manner.
Parent 19w migrated alone with no relatives in the United States; the loss of an extended family support precipitated her feeling of incompetence and doubt about individual and collective abilities to cope effectively with the new culture. On the other hand, 8h migrated alone to meet here with his wife, child, and his wife’s extended family. Although he expressed feelings and difficulties similar to those of the other four parents, he appears to be less stressed and fearful than they are.
2. Cultural confusion and conflict (called destabilization by Gonzalves, 1992, and period of decompensation or crisis by Sluzki, 1979) (1h, 5h, 5w, 6h, 9h, 9w, 14h, 15h). This stage is characterized by upset and crisis, usually associated with a sense of rootlessness (Sluzki, 1979) and the inability of the family to mourn the loss of the old country (4h, 5w, 9h, 9w). According to Gonzalves (1992), the cognitive and behavioral destabilization are crucial in making possible the intercultural learning in order to make sense out of the new culture. The parents’ expressions regarding changes against mainstream culture (1h, 9h) or toward mainstream culture (6h, 15h) are good examples of the confusion and conflict (9w, 14h).
Variations in the adaptation rates tend to be more evident between members of the couple that migrated at different moments (Case 6), between parent/child(ren) (Case 1), and between the grandparent/grandchild(ren) (17w). Three of the wives stated this difference threatened the marriage stability of three cases ending in divorce (2w, 13w, 16w).
Grandparents of Cases 7, 8, and 16 not only found themselves under the pressure of being “parental substitutes” while grandchildren clearly fought against being accountable to their “old-fashioned” grandparents, but they felt the burden of having the sole responsibility for the chores at home. In addition, newly arrived members of the extended family, either grandparents or other relatives who are incorporated into the family system while “they are finding their own way in the society, ” interrupt the healing process, adding more stress to the situation (Cases 12 and 16).
On the other hand, as parents begin to receive new cultural information and/or to experience different cultural perspectives, they challenge parents’ accepted values and beliefs formed in the native sociocultural environment. The reaction may be an attempt to get in touch with one’s history, culture, traditions, and to use as a reference group one’s own culture (6h).
3. Ambiguous feelings toward self, the new society, and the group left behind (7w, 10w, 11w, 12h, 12w, 16w, 17h, 17w, 18w). Also as a result of both new cultural information received and new cultural perspectives experienced, immigrant families have to accept the ineffectiveness of a very important linkage of their identities: their already attained capabilities and aptitudes to function in society (17h). Consequently, their self-confidence deteriorated and they need to begin a process of renegotiation of their identities.
Other sources of conflict arise when the family finds discrepancy between what was originally expected and the realities of life in the new country, as well as the acknowledgment by family members of his/her unmet needs with regard to the extent of the advantages derived from migration (12h, 12w, 17h, 17w).
The attachment or loyalty to their native culture may influence the way in which these immigrants perceive their own internal resources, adapt to their new environment, and make plans for the future (7w). For children who are recent immigrants there is a need to adapt to the new culture in order to fulfill family search for a better life and to show their appreciation to their parents (17).
4. Confronting conflicts and searching for solutions (called exploration and restabilization by Gonzalves, 1992) (2w, 8w, 10w, 11h, 11w, 13w, 15w). The major characteristic of this stage is the attempts of immigrants to bring the two cultures together and to tolerate the conflict and anxiety of crossing cultural boundaries. New cultural behaviors will become integrated both into family customs and into the self-concept (valued by the individual). At the same time, remaining linked to one’s own ethnic group is essential for maintaining feelings of continuity with the past and for obtaining information and feedback about new learning strategies (8w, 10w).
5. New sense of belonging (called return to normal life by Gonzalves, 1992) (4h, 4w, 6w, 10h, 20h, 20w). In this stage, individuals experience a sense of self-fulfillment with regard to cultural identity (10h: “I am Mexican American”). Conflicts and discomforts experienced before have been resolved, allowing greater individual control and flexibility. Parents 4h, 4w, and 6w, for example, explained how they selected the particular values of their native culture to retain as part of their self-concepts and how they came to respect and understand the values of their new country. For all of them the positive side of the experience outweighs the disruptive nature of the stress and how they emerge from the process with new individual and collective strengths. However, it is clear that their adjustment has been in dependence on the extent to which the reasons for migration become a reality. In addition, the relative economic stability has freed them to confront the painful feelings and memories that were suppressed in the service of learning to live in a new environment.
Implications
The process of acculturation experienced by immigrant Hispanics has been the topic of interest to a great number of investigators in recent years, especially in the states of California, Florida, and New York, ports of entry for a large number of immigrants. In these states during the last 2 decades there has been a steady influx of Hispanic, Haitian, South Asian, and other ethnoculturally diverse families. It is very probable that the social institutions most affected by these changing demographics are the private and public schools that have received and continue to receive the children of those immigrant families. For these families, the school has had to perform an extraordinarily difficult role, that of serving as “an intersection between the home culture and the mainstream American culture” (Provenzo, 1985, p. iii).
Esquivel (1985) recommends that practitioners serving children whose culture the school psychologist does not know perform a careful evaluation of the child and the family. Consequently, professionals in the educational field should be aware of the consequences that the migratory and the acculturative processes have on these families. This is especially true for those immigrant families from countries that have undergone social and economic outbursts. As the review of literature and this study illustrated, both processes can produce family disorganization and the likelihood of persistent handicaps in its members due to language barriers, lack of knowledge of rules and regulations, limited financial means, and lack of adequate reference groups.
One of the two end products of the present study is a qualitative semistructured bilingual questionnaire. As was mentioned in Chapter III, the content validity of the questions was initially examined by two independent bilingual professionals in the social studies field. The Immigrant Family Acculturative Interview (IFAI) can be used in the future as an instrument not only to assess the acculturative process of immigrant Hispanic families within its own particular context and circumstances, but to tailor the possible responses to help them in their specific circumstances. Future research can also find the psychometric characteristics instrument so it can be used not only for qualitative, but for quantitative, studies.
Based on Marquez’s study (2000) study it appears that the possible responses to immigrant families in cultural transitions may range from a combination of information, education, opportunities for emotional ventilation and support, contact with other families who have similar difficulties, professional availability during times of crisis to the creation of intermediary structures that mediate between the individual family and the new culture.
Education is an important step in regaining the sense of belonging. When a person enters a new or strange society with its own ready-made rules for behavior, new and more appropriate behaviors must be learned to fit into the new group. By encouraging a family educative environment the confusing ambiguity of its members is probed rather than avoided, and both parents and children not only maintain a sense of self-meaning and worth but also learn to cope step by step with the challenges of the new and different environment. Finally, the provision of factual information helps the different generations gain an understanding of what is expected within each other’s worlds, and the rules and norms by which each group behaves.
As this study found, intermediate structures like schools and churches are very important in the first years after migration. The review of the literature stated that the interaction with those social structures are dropped as the family is less in need of structural support and is more able to profit from direct exposure to the new environment. However, the continual interaction that immigrant families have with both environments within those structures, and the short- and long-term consequences of such interactions pose a challenge to research the nature of these dialectic and transactional influences.
The second end product of the present study is a comprehensive model applicable to immigrant Hispanic families in cultural transition and interacting with a multiethnic society. The purpose for developing this model is to provide the opportunity to study the different stages that precede and follow migration and, based on parents’ responses, to describe some of the features that appear to be related to each one of those stages. Future studies could address the aforementioned model, its stages, and characteristics and factors that intervene in favor or against the acculturative process of the ethnic families. Consequently, the current study is a step forward in providing a framework that can be tested by both qualitative and quantitative studies, but it can also guide the development of more effective interventions for immigrant Hispanic families in cultural transition.
This study has contributed to illustrate a new perspective on the process of acculturation when it describes how the interaction between Hispanic parents and both sociocultural environments, the host and the native, have influenced their process of adjustment after migration. Second, the sample presented the viewpoints of immigrant parents from eight Latin American countries. The specific length of time in the United States selected for the sample of this study (from 2.8 years to 25 years) provides comprehensive information about what happens during the first years after migration. The sample also had a significant number of parents (13 out of 35) who entered the United States illegally and who are currently, at least, legal residents with stable jobs–some of them are owners of their own small businesses–and who presented themselves as responsible members in the community where they currently live.
As was stated before, qualitative research offers no opportunity for replication as is possible with quantitative research. However, the data obtained from this study will remain as a rich source of evidence that can be used again, even as part of another study. The close-up description of immigrant Hispanic parents in their real-life context can be useful as a framework for generating and testing hypotheses. In addition, the review of the findings presented in Chapter IV offers a full range of opportunities and perspectives to uncover new meanings and relationships to both processes, migration and acculturation.
The researcher agrees with Vega (1990) who recommended systematic ethnographic studies regarding language and the role it plays in preserving family practices and ethnic identity. Similarly, complementary studies using a common theoretical framework would show how the historic and economic circumstances of different ethnic Hispanic groups determine the characteristics of their migration and, furthermore, influence their disposition to follow through the process of acculturation. Finally, further research is needed on the construct and theories of the process of acculturation of immigrants when the host American reality is no longer monocultural but multicultural. Similarly, this study postulates that the influence that the so-called Hispanic culture has as a major contributor to the cultural life of the community is an important factor to be considered in further research on the acculturation of Hispanics in certain areas of the United States.
Finally, the results of Marquez’s study (2000) offer preliminary support to the utility of qualitative research in studying processes that occur over a period of time and where more than one factor has an influence on it.
(This model as well as its implications are the conclusion of the 2000’s Doctoral Dissertion of Gelasia Marquez, Ph.D, )
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Cuando commence a escribir mi disertación revise muchos libros e investigaciones buscando encontrar las diferencias en los patrones culturales que tienen los hispanos y los americanos.
Despues de la segunda Guerra mundial el concepto de la dignidad humana formó parte de todos los documentos fundamentales de la Organización de las Naciones Unidas. Por ejemplo, la Declaración Universal de los Derechos humanos habla en su preámbulo de la dignidad inherente a cada ser humano y de los derechos inalienables e iguales que todos las personas tienen no importa dónde ni cómo viva, cúal sea su religión, el pais al que pertenezca, y la raza que tenga.
El Merriam Western Online diccionario nos dice que al parecer la palabra dignidad se añade al vocabulario humano en el siglo XIII para indicar que la persona es estimada, valiosa y se le debe rendir honor.
El filósofo aleman Kant usa la expresion dignidad humana para indicar que toda persona debe ser tratada como lo que es, un ser humano, no por lo que esa persona tiene. Para Kant dignidad es exactamente opuesta a precio, siendo precio el valor económico, o polÃtico, o social, que la persona tiene. Siguiendo el pensamiento de Kant, la dignidad es lo que hace a la persona irreemplazable.
Cuando nuestros padres y maestros nos educaban nos enseñaban a actuar dignamente. Es decir, como corresponde para cada ocasión. Respetando a cada persona que nos rodeaba tal como queriamos nosotros ser respetados. La dignidad correspondia entonces a una regla de urbanidad y de convivencia social.
Existe otra situación que me lleva a reflexionar sobre la dignidad. Cuando alcanzamos la edad de empezar a prepararnos para entregar nuestra alma al Señor muy pocas veces asociamos ese proceso de crecimiento espiritual con las heridas fisicas asociadas al proceso de envejecer. No me cabe duda que morir con dignidad es posiblemente el reto mas dificil que tenemos que aceptar en la vida. Tampoco me cabe duda de que este paso es un proceso al que debemos irnos preparando, poco a poco, a medida que vamos aceptando nuestras limitaciones fÃsicas y mientras tratamos de compensar esas limitaciones para seguir disfrutando con dignidad la vida que Dios nos ha dado.
Volviendo a la idea inicial de este encuentro: no creo que los hispanos tengamos mas o menos sentido de la dignidad humana. Este es un valor universal, es lo que nos hace irremplaceables por el solo hecho de ser hijos de Dios.
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Las actitudes son predisposiciones para actuar, que no nacen con el sujeto, sino que se forman y se aprenden a lo largo de la vida de nada persona a medida que interactúa con su medio ambiente fÃsico y social. A medida que la persona va acquiriendo su propia experiencia en la vida. Por tanto, las actitudes se van a derivar del tipo de sociedad, de familia y de educación formal e informal que la persona reciba. Repito la idea porque es muy importante: las actitudes se forman de acuerdo al contexto social donde el sujeto vive y se desenvuelve. Dependen de los núcleos familiares, educacionales, sociales donde el niño viva, crezca y se desenvuelva.
Conocemos las actitudes de una persona por su conducta en la vida. Las actitudes ejercen una influencia directiva en la conducta (le dan dirección e impulso), son la fuerza ideológica, emotiva y volitiva detrás de las reacciones y concepciones que el sujeto tiene ante una situación contidiana.
A lo largo del proceso de crecimiento, socialización, educación formal e informal todos y cada uno de nosotros, de una forma más o menos conscientes, tenemos una “idea”, o “creencia”, u “opinion” ante la vida y de la vida que viene a constituir nuestra “filosofÃa” en la vida. Estas ideas, creencias u opiniones estan más o menos “amontonadas” en nuestro interior, o más o menos”enlazadas entre sÔ… Durante el desarrollo psico-social del adolescente estas actitudes se van organizando, se jerarquizan, y se estructuran y nuestras actitudes se hacen claras, se definen y dejan de ser vagas y confusas. La forma en que enfocamos la vida de acuerdo a nuestros criterios constituye el componente cognitivo de la actitud que se asuma. Por otra parte, la vida no se desarrolla de una forma “apagada”, o “seca”, o”frÃa” sino que cada situación que vivimos y cada persona con la que nos relacionamos despierta en nosotros un sentimiento “coloreado”, con brillo, calor y vida. Es decir, con cada objeto, sujeto, situación que nos relacionamos establecemos un vÃnculo de agrado o desagrado que nos lleva a sentirnos atraÃdos o a rechazarlo. Y asi, poco a poco, estructuramos internamente nuestra vida emocional que a su vez va a constituir el componente afectivo de nuestras actitudes en la vida.
La familia sana es el medio ideal para satisfacer las necesidades básicas esenciales del niño, pero a veces surgen o existen en ella situaciones que perjudican o que interrumplen el cumplimiento de esta satisfacción facilitando asi la formación en el niño formas enfermizas de reaccionar. Las peleas entre los padres, el alcoholismo, la crueldad en las formas de castigar o entre comillas disciplinar, el descuido en el trato, la protección exagerada, la sobre-exigencia son algunos de estas situaciones ambientales que vemos con más frecuencia en nuestro medio ambiente social.
Hay una dificultad psicológica que se ha comenzado a discutir en el campo de las ciencias sociales desde el año 1967. Se le llama “desesperanza aprendida†(learned hopelessness). Esta dificultad se describe diciendo que la persona aprende a actuar, pensar o a sentir como si no tuviese salida a sus problemas aun cuando esta persona tiene en sus manos el poder de cambiar sus circunstancias o de evitar las situaciones que puedan hacerle daño. Esta condición parece relacionarse directamente con la percepción por parte de la persona de no tener control sobre el resultado de sus acciones o de no tener control sobre sus circunstancias. Esta dificultad psicologica puede presentarse relacionada a una situación especÃfica o se puede extender a todas las situaciones que la persona confronta.
Quisiera analizar este transtorno del funcionamiento psicológico relacionándolo con nuestra pertenencia a una minorÃa social. Aunque todos los miembros de los grupos de las minorÃas pueden experimentar las mismas o situaciones similares negativas, el cómo cada persona las percibe, las siente, o interpreta estos eventos negativos depende de las experiencias individuales acumuladas por cada cada persona desde su infancia hasta el presente… esto es cierto, ya que se ha podido comprobar que el medio ambiente en el que la persona nace, vive, y se desarrolla influye de forma determinante en moldear las formas de percibir e interpretar la realidad objetiva. Por tanto, las personas que sufren esta dificultad psicológica pueden haber acquirido de su medio ambiente o pueden haberse programado para ver la realidad de forma “desesperanzadaâ€.
Volviendo a la idea de nuestra pertenencia a un grupo minoritario este pesimismo aprendido se refleja en expresiones tales como “las cosas nunca van a cambiarâ€, “eso no es para nosotrosâ€, “no nos dejan avanzarâ€, “nos discriminan con solo mirarnosâ€, … estos pensamientos puden tomar aspectos paralizantes como “yo nunca voy a cambiar estas circunstanciasâ€, “yo nunca podre salir de esta situaciónâ€, “todo lo que pasa es por mi culpa, por querer ser diferenteâ€, “yo no puedo hacer nada para cambiar mis circumstanciasâ€.
Durante las olimpÃadas hubo un joven que ganó medalla de oro en lucha libre. Era un joven primera generación Americano, hijo de madre soltera indocumentada. Al preguntársele cómo habia logrado este triunfo dijo que su madre le habia dicho siempre “tú puedes llegar hasta donde tú quieras llegarâ€. Esta expresion “querer es poder†dicha y repetida muchas veces nos ayudara a salir de las formas negativas de ver y de entender la vida, de ese pesimismo que nos rodea y que nos atan a la inercia.
El autor norteamericano Willian Arthur Ward escribio en una oportunidad: “El pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambia y el realista ajusta las velasâ€. Nuestras condiciones actuales de vida no van a cambiar de un dia para otro, ni por un golpe de suerte como el ganarnos la loteria. o el tener un presidente que pertenece tambien a un grupo minoritarÃo. Nuestras condiciones van a cambiar cuando nos decidamos a ajustar las velas de nuestras vidas a la realidad y nos enfrentemos al viento con energia, seguros de que solo nosotros podemos cambiar nuestras vidas y nuestras circunstancias.
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Muchas veces se dejan de decir o de escribir ideas porque nos planteamos que “son de sentido común”, o que “por ley de la vida se tienen que saber”, o que es algo instintivo.
Sea cual sea la validez de estos argumentos entendemos que todos estamos APRENDIENDO A VIVIR EN FAMILIA. Vivimos en familia al tiempo que aprendemos cómo se forman y mantienen los lazos emocionales entre los que forman el núcleo familiar o mejor aún entre todos aquellos que conforman la imagen de familia que tenemos. Vivimos en familia al tiempo que aprendemos a vivir juntos. Vivir juntos que es algo más que tolerarse, algo más que decir siempre sà a quien es o pretende ser el eje central del hogar. Vivimos en familia y al tiempo que aprendemos confrontamos las dificultades propias del mundo de hoy, de las tensiones económicas, polÃticas, sociales, emocionales. Y al tiempo que aprendemos a mantener la familia unida a pesar de esas dificultades. Vivimos en familia al tiempo que aprendemos a amarnos los unos a los otros -incondicionalmente-, al tiempo que aprendemos a aceptar y a creativamente contribuir a solucionar las desavenencias, las crisis individuales, las dificultades de comunicación, los ex-abruptos, las aristas del caracter… y todo esto esforzándonos en ponernos en el lugar del otro, “tratando de caminar con los zapatos del otro a lo menos unos metros”, sanando, siempre sanando, sin destruir a ninguno en el proceso de sanar.
Hay que tratar de detener el silencioso avance de las estadÃsticas de divorcios. Hay que aprender a borrar los resentimientos, los odios, las enemistades entre padres, hijos, hermanos… y más importante aún, tenemos que aprender a preveer los signos de falta de entendimiento en las interacciones emocionalesl y sociales en la familia, salirle al paso antes de que se conviertan en manchas negras, en barreras insalvables, en dolorosas divisiones dentro del seno familiar.
La primera página de este aprendizaje es la naturalidad. La limpieza de espÃritu. No movernos con ideas premeditadas. No cargar resentimientos del pasado. No dejarl que los vacÃos de nuestra vida se quieran llevar a expensas de otros. Aceptando los dias y las noches, el sol y las nubes, las cosas buenas que nos pasan y las que no son tan buenas. Vivir, creando cada dÃa la relación y no trayendo a la relación los ideales que vimos en las pelÃculas o en las novelas, o que leÃmos en libros, o que idealizamos a lo largo de nuestro crecer en la vida. No olvidemos que por muy realistas que sean las novelas radiales, televisivas o escritas, o por mas realistas que sean las peliculas… siempre tratan de no presentar mucho el lado oscuro que existe para poder venderse fácilmente. Lo que ellas hacen es crear una filosofÃa idealizada de la vida, de la familia, del matrimonio, de la vida del hogar, incluso de la sociedad.
Este aprendizaje a vivir en familia mientras vivimos en familia debe partir del principio de que casarse, constituir un hogar y una familia es algo más que gustarse, que necesitarse, que enamorarse. A la familia llegan dos personas con diferentes historias, con diferentes procesos educacionales, de diferentes tradiciones y costumbres familiares… luego, es más que lógico, que tengan roces, fricciones.. P:or tanto, aprender a vivir en familia demanda el trabajo constante, la energia incesante, para lograr crear entendimiento sin herirse y entendimiento a pesar de herirse. No olvidemos que la familia, por ley lógica, es el grupo social que más dificultades tiene que confrontar pero no olvidemos tampoco que es en la familia que se aprende a vivir en sociedad: es en la familia donde los hijos aprenden el respeto a los demás partiendo del respeto por sà mismos, es en la familia donde se aprende a vivir en libertad respetando los limites ajenos, es en la familia donde se crece en sentido de responsabilidad, dende se aprende a respetar las leyes, donde se crean los ideales sociales y las participaciones individuales por el bien común.
Publicado en el periódico El Sol de la Florida, Diciembre 12, 1981.
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